Salsa de tomate casera para pastas y lasañas

La salsa de tomate casera es una de las salsas básicas para pasta. Hay infinitos modos de hacerla, pues en cada casa se elabora de forma distinta: unos le agregan albahaca, otros orégano, otros la hacen con tomates frescos, algunos otros con tomates enlatados, unos le añaden solo ajo y otros le incorporan cebolla. Pero siempre resulta muy sencilla de hacer, y con ingredientes que siempre están en la despensa.

Lo que sí es general es el sofrito. En este caso se hará solo con ajo y albahaca (pero si se prefiere se puede hacer con orégano, y así aprovechar y guardar para las pizzas caseras). Es necesario pelar los tomates, retirarles las semillas y el líquido y dejar solo la pulpa, ese es uno de los secretos. Y utilizar aceite de oliva virgen extra de la mejor calidad. Con pocos ingredientes se tendrá una salsa espectacular, igual que las italianas.

La época ideal de los tomates es el verano, por ello si se coincide con la temporada siempre será preferible comprar tomates frescos, y si son ecológicos y orgánicos tanto mejor. El resto del año, mejor enlatados, sobre todo si vienen de regiones cálidas cosechados en verano. Y la albahaca también es mejor fresca, el sabor no es el mismo cuando está seca.

Ingredientes:

Cómo preparar una salsa de tomate casera:

1. Poner a hervir agua en una cacerola grande, para escaldar los tomates. Antes de introducirlos en el agua hirviendo hay que hacerles una incisión en forma de cruz en la base.
2. Cuando el agua hierva meterlos durante 30 segundos.
3. Sacar, dejar enfriar y pelarlos. Cortarlos por la mitad y retirarles las semillas y el líquido.
4. Picar en brunoise los ajos y los tallos y ramitas de albahaca. Reservar las hojas.
5. En una sartén grande, echar cuatro cucharadas de aceite.
6. Echar los ajos, y cuando suelten su primer aroma añadir las ramitas de albahaca. Remover.
7. Cuando el ajo empiece a dorar, incorporar los tomates cortados en trozos relativamente grandes y la mitad de las hojas de albahaca ligeramente picadas.
8. Dejar cocer a fuego muy lento hasta que los tomates comiencen a deshacerse.
9. Con un pasapurés se puede ir aplastando los tomates, de modo que quede una salsa más bien gruesa.
10. Salpimentar.

Puedes preparar tu salsa de tomate casera y guardarla en frascos de vidrio herméticos, que te durarán muchísimo en la nevera. Incluso puedes preparar más cantidad y tener para varios platos.