¿Por qué nos enfadamos cuando tenemos hambre?
Pasar de la alegría al llanto es posible con o sin un plato de comida delante. Existe una explicación de por qué nos enfadamos cuando tenemos hambre, atrévete a conocerla.
De la alegría al llanto hay un solo paso y más cuando se acerca la hora de comer. La ciencia nos dice que estamos más irritables cuando tenemos hambre. Hay veces que el estado de ánimo se vuelve variable, especialmente en determinadas horas del día. El cuerpo tiene unos mecanismos que le hacen caer en la rutina, unas horas para cada tarea que convierten nuestro día a día en un planning perfecto. Cuando cae la noche nos llega el sueño y a las horas de comer habituales se empieza a generar esa necesidad de degustar algún plato delicioso.
Esa sensación de tener que prescindir de la comida o retrasarla hay días en que se convierte en una auténtica pesadilla. Es imposible evitar enfadarse viendo que no podremos comer a nuestra hora y el cuerpo no para de pedirnos una y otra vez ese bocado maravilloso que queremos probar. Cuánto más prohibido o inalcanzable es un hecho más ganas de conseguirlo tenemos. Este proceso natural de enfado tiene una base científica que lo refuerza.
Motivos que demuestran por qué nos enfadamos cuando tenemos hambre
- El cuerpo tiene una serie de pautas que respeta y cumple a la perfección. Cuando llega la hora de comer las baterías de nuestro organismo se encuentran en los niveles más bajos. El nivel de azúcar se encuentra más bajo que de costumbre e influye en gran medida sobre nuestro estado de ánimo. Necesitamos a toda costa tener un poco de este elemento o de otros similares para conseguir sentirnos bien y conseguir que el enfado se transforme en alegría.
- Automáticamente si llega la hora de comer y no lo hacemos el cuerpo interpreta que sucede algo extraño. La mente se pone en alerta y empieza a cambiar por completo el estado de ánimo. El hecho de estar activo y atento hace que ciertas emociones se vean afectadas, es como si estuviera a la espera de poder cazar esa comida. La agresividad e irritabilidad va unida a este enfado que aparecerá a medida que la hora de la comida se vaya atrasando.
- Es importante respetar siempre los horarios de comidas. Si no podemos salir de la oficina o en ese momento comer, picar algo, tomar una pieza de fruta o un café nos pueden ayudar a cambiar ese mal humor y transformarlo en una sonrisa de resignación a la espera de poder satisfacer nuestras necesidades. Tener siempre a mano algo para picar nos evitará enfados innecesarios.