Receta de Infusión casera de jengibre con cítricos

El jengibre es uno de esos alimentos casi mágicos que tiene cientos de propiedades benéficas, pero que no a todo el mundo gusta. Tiene un sabor peculiar, bastante fuerte y con un toque picante que le queda muy bien a ciertos platos orientales (de hecho, es un ingrediente normal de los currys). ¿Es interesante una infusión casera de jengibre? Pues sí, y además de muy saludable es riquísima.

Realmente el jengibre se puede consumir en todas sus presentaciones: entero y fresco, en polvo, desecado, y es un tubérculo que se consigue en cualquier verdulería con mucha facilidad, en herboristerías y tiendas especializadas, donde se vende en comprimidos o en jarabes para la tos. Y es que el jengibre ayuda a prevenir resfriados y favorece la expectoración, pero también disminuye dolores reumáticos, menstruales y migrañas, elimina el vértigo y el mareo, mejora el flujo sanguíneo, facilita la digestión, es antioxidante y antidepresivo.

También este tubérculo sirve para adelgazar, porque acelera el metabolismo y produce calor interno, que quema calorías. En este caso, lo mejor es consumirlo en infusiones calientes, que potencian sus propiedades para la digestión. Y, por otro lado, los frutos cítricos están repletos de vitamina C y de antioxidantes.

Ingredientes:

Cómo preparar una infusión casera de jengibre:

1. Pelar y trocear el jengibre.
2. Lavar bien las frutas y rallar una cucharada de cáscara de limón y otra de naranja. Reservar.
3. En un cazo, poner el agua con los trozos de jengibre y las ralladuras de los cítricos, y hervir durante 5 minutos.
4. Añadir el azúcar y la miel para que se disuelva todo junto.
5. Retirar del fuego y dejar enfriar.
6. Colar el agua.
7. Exprimir las naranjas y el limón.
8. Mezclar todo con el agua de jengibre y remover.
9. Poner en una jarra y enfriar en la nevera.

Si quieres sirve esta infusión casera de jengibre con mucho hielo picado o al momento de servir en vaso, añade un poco de agua con gas y mezcla cuidadosamente. Puedes cambiar el limón por lima y la naranja por el pomelo, y hacer variaciones.

Otra idea es llenar una cubitera de hielo y congelar parte de la infusión, y servir en el vaso junto a la infusión líquida. Adórnalo con rodajas muy finas de limón y naranja.