Sopa de chile verde
Viendo el título de esta receta más de uno habrá pensado lo mismo que nosotros cuando nos la pusieron delante… es decir, algo como «Disculpe, ¿y el extintor que acompaña a este plato?»
Bueno, pues os diremos que esta sopa es una de esas cosas que acaban, en un abrir y cerrar de ojos, con las ideas preconcebidas. Pese a que tomamos la primera cucharada sin soltar el vaso de agua, a la segunda, nos dimos cuenta de que ya estábamos deseando que llegase la siguiente y la siguiente y la siguiente…
Y es que esta sopa de chile, muy tradicional en la gastronomía mexicana, es el entrante perfecto (y diferente) si queréis probar cosas nuevas.
¿Empezamos ya con esta deliciosa sopa de chile verde?
Ingredientes:
Elaboración:
Comenzaremos pelando, lavando y picando la cebolla. Reservamos.
Lavamos los chiles verdes y los troceamos. Reservamos. Consejo: Si os encanta el picante podéis aumentar el número de chiles, pero, igualmente tendréis que aumentar el ingrediente líquido para que el resultado no quede muy pastoso y sea imposible de comer.
En una sartén, ponemos el aceite a fuego medio y, cuando éste haya tomado algo de temperatura, lo bajamos y añadimos la cebolla. Dejamos que se poche.
Cuando veamos que está transparente, agregaremos los chiles y la cucharadita de harina. Removemos y mantenemos durante unos minutos (como unos 8-10) vigilando siempre que no se nos queme la harina.
Transcurrido este tiempo, echamos el contenido en el vaso de la batidora e incorporamos la mitad de la leche. Trituramos durante 30 segundos y volvemos a verter el resultado en la sartén.
Añadimos el resto de la leche y la pimienta blanca y, a fuego suave, dejamos que la mezcla se cocine hasta que hierva, momento en que removeremos y mantendremos unos 2-3 minutos más.
Retiramos del fuego y pasamos por el pasapuré para obtener un resultado más clarito y sin trocitos.
Servimos bien calentita.
Y listo, ya tendremos esta riquísima sopa de chile verde.
Sugerencia: Si queréis acompañar esta sopa con algo podéis emplear algo de queso o, incluso, nachos triturados. Si elegís la primera opción, procurad emplear un queso que posea un sabor intenso pero no sea excesivamente cremoso (uno de los más aconsejables es el queso parmesano, que podréis hacer en lascas y poner por encima). Sin embargo, si os decantáis por los nachos o totopos, tan solo tendréis que machacarlos un poquito en el mortero y echar un puñadito, eso sí, tendréis que esperar a hacerlo hasta el mismo momento en que vayáis a comer la sopa para que no se reblandezcan demasiado y se deshagan o se conviertan en papilla.