Receta de Pastel salado de queso de cabra, mozarela y lacón
Prepara este delicioso pastel salado de queso de cabra, mozarela y lacón y disfruta de una cena informal. Aquí te dejamos los pasos, es muy fácil de hacer y de un exquisito acabado.
Este pastel salado de queso de cabra, mozarela y lacón se parece mucho a un quiche. Un quiche es una tarta salada, o pastel, elaborado con huevos y crema de leche bien espesa, combinado con verduras u otros productos, como jamón o panceta. Con esta mezcla se rellena un molde de masa quebrada, que en este caso no se utiliza. Tanto los quiches como los pasteles salados admiten una gran variedad de ingredientes de todo tipo, ya sean de carne o vegetarianos.
Por otro lado, si bien el lacón es un producto proveniente del cerdo, se saca del brazuelo únicamente, es decir, de las extremidades delanteras del animal. Las patas son sometidas a un proceso parecido al del jamón curado, pero más corto (dura 35 días), o sea, salazón, lavado, asentado y secado. La pieza de lacón presenta las partes de la pata, incluyendo la piel y la pezuña pero sin la escápula. Suele pesar entre 3 y 5 kilos y su carne es rosada y ligeramente salada.
Ingredientes:
Cómo preparar un pastel salado de queso de cabra, mozarela y lacón:
- Precalentar el horno a 180° C.
- Triturar el brócoli, el puerro y la cebolla.
- Picar 200 gramos de queso de cabra y el lacón, en trozos pequeños.
- Poner la verdura triturada en un bol y mezclar con los 200 gramos de queso de cabra y el lacón.
- Aparte, batir los huevos, añadir la crema e incorporar las especias, menos el orégano.
- Mezclar todo y verterlo en un molde para horno.
- Poner el conjunto a punto de sal y de las especias que se quiera utilizar. Combinan muy bien algunas como la salvia, el estragón, el romero, el tomillo y algunas más.
- Hornear durante 40 minutos a 180° C.
- Sacar del horno, colocar encima la mozarela cortada en rodajas, el resto del queso de cabra y espolvorear orégano por encima.
- Hornear 5 minutos más hasta que el queso se funda.
Este pastel salado es una opción para cenas diferentes o para almuerzos con un toque campero. Resultan perfectos para que los niños coman aquellas hortalizas que menos les gustan, ya que estarán camufladas en la deliciosa preparación. Si lo deseas, puedes utilizar una lámina de masa quebrada como base, aunque no es necesario. Puedes acompañar con una ensalada ligera de distintas variedades de lechuga y rabanitos, rociada con aceite de oliva y limón.