Cabello de ángel

Cabello de ángel
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El cabello de ángel es uno de esos dulces un tanto especiales. O te encanta o eres de los que huyen de este relleno, pero, desde luego, no deja indiferente a nadie.

Muy usado en diversos postres y como complemento en bollería, el cabello de ángel se elabora con una variedad de calabaza llamada Cidra, y, aunque ésta no es relativamente fácil de encontrar, una vez la tengas no podrás evitar el preparar este ingrediente.

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Este tipo de calabaza, conocido también como zapallo, cayote o alcayota, es más fibrosa que los otros tipos a los que podamos estar más acostumbrados, y son, precisamente, esas fibras caramelizadas las que nos permiten preparar el cabello de ángel.

Esta calabaza propia de invierno, presenta una piel más dura y una carne de color casi blanquecino, y, además, es una verdadera fuente de potasio, betacarotenos, vitamina A, vitamina C y gran parte de vitaminas del grupo B. Propiedades que se tuvieron muy en cuenta cuando en épocas de hambruna se usó como elemento principal de consumo.

Por otra parte, cuando era cocinada para elaborar el cabello de ángel, suponía un verdadero aporte de energía gracias a su contenido de azúcar, lo que llevaba a que se hiciese conserva de este dulce para mantenerlo durante todo el año y disfrutar de ello en cualquier momento.

Por eso, hoy os proponemos hacer una deliciosa conserva de cabello de ángel, un dulce que por su procedencia también es típico de la fiesta de Halloween y que podréis servir como postre de un espantoso y terrorífico menú. No obstante, si queréis más ideas para un verdadero Halloween gastronómico podéis encontrarlas aquí y en nuestra sección sin gluten.

Ingredientes:

  • 1 calabaza Cidra
  • Azúcar
  • Ralladura de corteza de limón
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    Elaboración:

    Empezaremos abriendo la cidra. La verdad es que esto puede o acabar poniéndote de los nervios o ser muy terapéutico para los mismos, ya que deberemos estrellarla contra el suelo para conseguir acceder a la pulpa.

    En primer lugar la lavaremos bien para que al abrirse no se llegue a introducir cualquier elemento externo que pudiese resultar perjudicial. Secamos y ponemos algo que proteja la superficie o el suelo donde vayamos a golpear la calabaza (un paño de cocina valdría). Recomendación: Si optáis por abrirla con un cuchillo tened en cuenta la elevada dureza de su piel.

    Si este método no os convence, ni a vosotros ni a vuestros vecinos, siempre podéis usar algo contundente para golpearla (un martillo) y terminar de abrirla con las manos.

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    Una vez tengamos varios trozos, iremos quitándoles la cáscara sobrante y las pepitas.

    Cuando estén lo más limpios posible, los echaremos en una olla. Cubriremos con agua y dejaremos hervir unos 40 minutos para que se ponga tierna.

    Transcurrido ese tiempo, la sacaremos y dejamos que escurra.

    Para calcular la cantidad de azúcar que vamos a necesitar podemos hacerlo de varias formas; basándonos en aquellas recetas que aseguran que se necesita la misma cantidad que peso presente la cidra, en las que advierten que tan solo necesitaría la mitad, o, en las que recomiendan pesar la calabaza una vez cocida y añadir algo más de la mitad de azúcar.

    Nosotros nos guiaremos por ésta última, aunque podéis escoger la forma que más os convenza o resulte más fácil.

    Por lo tanto, pesaremos la calabaza resultante y añadiremos en una olla algo más de la mitad de cantidad de azúcar. Es decir, si pesase unos 700 g, tendríamos que poner unos 450 g de azúcar.

    Removemos bien con las manos y procuramos deshilachar la calabaza lo más que podamos.

    Ponemos a fuego suave y dejamos cocer durante 1 hora como mínimo. No olvidéis mover de vez en cuando para que no se pegue ni se queme.

    Cuando esté listo, retiramos, añadimos la ralladura de limón y envasamos en tarros de cristal bien limpios y esterilizados. Recomendación: Aunque esta advertencia parezca obvia, es muy importante que los frascos que usemos estén completamente limpios, cualquier cosa podría estropear nuestra conserva de cabello de ángel.

    Tapamos y, si podéis, llevar a cabo un envasado al vacío, de esta manera el producto se conservará en perfecto estado durante mucho más tiempo y evitaremos que cualquier burbuja o bolsa de aire acabe provocando que se ponga malo enseguida. Podéis realizar esta técnica siguiendo unos sencillos pasos; En primer lugar llenaremos los frascos, los tapamos bien, con fuerza y los ponemos en una olla. Bajo estos colocaremos un paño para que al hervir no se choquen entre ellos y corran el riesgo de romperse. Llenamos de agua hasta cubrirlos (de ahí que los cerremos con fuerza) y dejaremos cocer durante unos 20 minutos dependiendo de la cantidad de botes que haya o del tamaño de estos. Tras ese tiempo, los sacaremos y dejaremos enfriar. Truco: Para saber si el resultado es el correcto, podemos presionar levemente la parte central de la tapa, y si no se hunde habremos logrado el objetivo.

    Y ya tendremos nuestro riquísimo cabello de ángel para cerrar una velada de lo más aterradora…por lo menos en lo que a comida se refiere.

    Y si quieres más ideas para un divertido Halloween culinario puedes echar un ojo a nuestras aterradoras recetas de cupcakes sin gluten o la de crema de calabaza.

    ¡Feliz Halloween!

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