¡Este pescado es un fresco!

¡Este pescado es un fresco!
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A la hora de realizar nuestra compra semanal o diaria siempre nos planteamos el adquirir todos esos productos que componen nuestras listas intentando aunar la calidad y lo económico.

Pero a veces, una supera al otro y viceversa, algo que nos hace preguntarnos en ocasiones si lo que tenemos entre las manos merece la pena o, lo más importante, si es fresco o no.

Cuando se trata del pescado esta última condición es de suma importancia. Y, aunque sabemos que no es necesario exponeros las razones de este porqué, nos gustaría daros una serie de indicaciones para que reconozcáis, sin problema alguno, si el pescado que vais a adquirir es fresco o no.

¿Queréis saber cuales son algunas de estas y convertiros en unos auténticos linces de lo fresco? Pues allá van estos requisitos que os facilitarán la labor de identificar la frescura de este alimento simplemente con un breve vistacillo al mostrador:

  • Las escamas – Siempre que vayáis a comprar pescado fijaros bien en las escamas del mismo, ya que pueden decirnos muchísimo acerca de la pieza que está ante nuestros ojos. Si éstas son de color rojizo y se encuentran bien adheridas a la piel significará que el pescado es de lo más fresco (teniendo en cuenta los demás puntos).
  • Carne bien tersa y rígida – Observar la textura que presenta el cuerpo del pescado que queramos comprar es, también, otro punto que debemos tener presente. Y es que, para que el pez sea fresco, tiene que poseer una carne rígida y, en absoluto, blanda o chiclosa.
  • Los ojos – Es una de las piezas clave (y en el que seguro todos reparamos) a la hora de saber si el pescado es fresco. Es fundamental que para que nuestro pez sea fresco, tenga los ojos brillantes y saltones. ¡Así que ya sabéis, poneos románticos y a mirar a los ojos!
  • El hielo – Una de las cosas más significativas que pueden orientarnos sobre la frescura del pescado es la cantidad de hielo que rodee a éste. Quizá os parezca una simpleza, pero no os fiéis demasiado de aquellos sitios en los que el producto está, prácticamente, enterrado en capas y capas de hielo, A primera vista puede parecernos la mejor manera de conservación, pero ocultar el pescado no simbolizaría nada bueno.
  • La piel – En lo que a alimentación se refiere, no hay nada más atractivo que un producto con una piel bien brillante que nos haga pensar, según lo miremos, en lo fresco que debe ser. Evitad aquellos peces que tengan una piel mate y sin brillo alguno.
  • El tiempo – Si soléis comprar el pescado habitualmente en el mismo sitio seguro que vuestro pescadero de confianza os aconsejará acerca de los días en los que se recibe el producto y, por lo tanto, es más fresco, pero de no ser así, deberemos preguntar siempre de cuando es y si éste ha sido congelado y descongelado alguna vez.
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    Como veis reconocer si el pescado que vamos a comprar es fresco o no, puede llegar a ser muy sencillo si prestamos atención a diversas señales que, aunque pequeñas, son de lo más significativas cuando no queremos que nos den gato por pez…

     

     

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