Recetas ajoblanco: 5 versiones clásicas y originales


Recetas ajoblanco tradicionales y originales, con almendras y ajo, ideales para refrescarte en verano con sabor auténtico.
Ajoblanco, el gazpacho malagueño
Ajoblanco con chufas
Ajoblanco malagueño
El ajoblanco es una de esas recetas que nos recuerdan lo bien que sabe la sencillez. Con pocos ingredientes, almendras, pan, ajo, aceite de oliva y agua fría, se consigue un plato refrescante que ha alimentado a generaciones en Andalucía, sobre todo en Málaga y Granada. Muchos lo llaman el gazpacho blanco, y no les falta razón: es una sopa fría, humilde en su origen, pero con un sabor que engancha.
Aquí veremos cinco versiones: algunas clásicas, otras más atrevidas, todas deliciosas.
Receta fría de ajoblanco de coco
¿Te imaginas el sabor suave de la leche de coco mezclado con almendra y ajo? Pues esta receta lo hace posible.
Basta con preparar la base tradicional (almendras, pan, ajo, aceite y sal) y sustituir parte del agua por leche de coco. El resultado es más cremoso y con un puntito dulce muy agradable. Para rematar, puedes servirlo con unas lascas de coco fresco o incluso con gambas marinadas. Es un ajoblanco que sorprende y que se siente muy tropical.
Receta de ajoblanco de remolacha
Este es de los que entran por la vista. La remolacha le da al ajoblanco un color rosa intenso y un sabor dulzón que combina de maravilla con el ajo.
La preparación es sencilla: haces la base tradicional y le añades remolacha cocida antes de triturar. Al servir, unas semillas de sésamo o unos brotes verdes lo dejan espectacular. Ideal para una cena veraniega en la que quieras impresionar con algo distinto sin complicarte demasiado.
Ajoblanco, el gazpacho malagueño a base de almendras
El clásico de toda la vida. En Málaga es tan popular como el gazpacho rojo, pero con personalidad propia.
Se hace remojando pan en agua fría y triturándolo con almendras crudas, ajo, sal y aceite de oliva virgen extra. Después se añade agua bien fría hasta dar con la textura de sopa ligera. La costumbre es servirlo con uvas frescas o bolitas de melón, y créeme, el contraste es una delicia. Es uno de esos platos que saben a tradición y verano en estado puro.
Receta veraniega de ajoblanco con chufas
Aquí nos vamos a Valencia a buscar inspiración. En vez de almendras, se usan chufas (las mismas de la horchata).
Solo hay que dejarlas en remojo 24 horas, triturarlas con pan, ajo, agua fría y un poco de sal, y luego emulsionar con aceite de oliva. Lo que sale es un ajoblanco con un sabor terroso y diferente, que recuerda un poco a la horchata pero en versión salada. Si lo sirves bien frío con unas gotas de aceite de hierbas, es un plato que engancha.
Receta de ajoblanco malagueño
La joya de la corona. El ajoblanco malagueño es la receta que no puede faltar. Es simple, nutritivo y con un sabor inconfundible.
Se prepara con almendras crudas peladas, pan remojado, ajo, aceite de oliva virgen extra y agua helada. Se tritura hasta conseguir una crema ligera y se acompaña, como manda la tradición, con uvas moscatel o melón. No hay verano en Málaga sin un buen ajoblanco en la mesa.
Así que ya sabes, si este verano quieres un plato ligero y lleno de sabor, anímate a preparar cualquiera de estas versiones. El ajoblanco nunca decepciona, ya sea en su versión clásica malagueña o en sus variaciones más modernas.