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Un chef vasco revela el secreto: el truco para que los calamares te quedenqu siempre tiernos

Truco de los calamares
Janire Manzanas
  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

Los calamares son un ingrediente estrella en la cocina, apreciados por su versatilidad y su sabor suave, razón por la cual es tan interesante conocer el truco de un chef vasco para queden tiernos. Se pueden disfrutar de muchas maneras, desde fritos hasta guisados, pero una de las principales dificultades al cocinarlos es lograr que su textura sea tierna, sin volverse gomosa o dura. Esto se debe a la estructura de sus fibras musculares y a su contenido en colágeno, que reaccionan de distintas maneras al calor.

Si alguna vez has cocinado calamares y han resultado demasiado duros, es posible que la temperatura o el tiempo de cocción no hayan sido los adecuados. A diferencia de los pescados y las carnes de mamíferos, los calamares tienen una estructura muscular única. Sus fibras musculares son lisas y están organizadas en una red densa con un alto contenido de colágeno y muy poca grasa intramuscular. Esto les proporciona una textura firme y elástica, lo que explica por qué pueden volverse gomosos si no se cocinan correctamente.

El truco para que los calamares queden tiernos y deliciosos

Para entender cómo afecta la cocción a la textura del calamar, es fundamental conocer cómo se comporta el colágeno bajo distintas temperaturas:

  • Baja temperatura (hasta 57 ºC): en este rango, el colágeno permanece intacto, lo que mantiene la estructura firme del calamar. La textura es ligeramente resistente a la mordida, pero sigue siendo aceptable. Ésta es la temperatura ideal cuando se cocinan rápidamente a la plancha o a la parrilla.
  • Temperatura media (entre 60 y 70 ºC): a partir de los 60 ºC, las fibras musculares comienzan a contraerse y expulsar agua, lo que endurece la carne y le da una textura gomosa si se mantiene en este rango por demasiado tiempo.
  • Temperatura alta (más de 80 ºC): a temperaturas elevadas y con tiempos de cocción prolongados, el colágeno se desnaturaliza y se convierte en gelatina, lo que devuelve al calamar una textura tierna. Éste es el motivo por la cual los guisos y estofados largos logran que los calamares se vuelvan más suaves con el tiempo.
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    Fernando Canales, chef del restaurante Atelier Etxanobe en Bilbao, recomienda un truco simple pero efectivo para que los calamares no queden duros: congelarlos antes de cocinarlos. Durante la congelación, el agua presente en las células musculares se expande formando pequeños cristales de hielo que perforan las membranas celulares.

    Esto debilita la estructura muscular y reduce la elasticidad de las fibras, logrando que, al descongelarlos, la carne del calamar sea más tierna. Sin embargo, hay que tener cuidado con el proceso de descongelación. Para evitar una pérdida excesiva de jugosidad, lo ideal es descongelarlos lentamente en la nevera, en lugar de hacerlo a temperatura ambiente o con agua caliente. De esta manera, se mantiene mejor la textura y el sabor.

    Una vez descongelados, similar a lo que se hace con el pulpo, golpear los calamares con un mazo de cocina o el dorso de un cuchillo ayuda a romper las fibras musculares y reducir su rigidez. Este método es especialmente útil con calamares de gran tamaño.

    Finalmente, si se cocinan a la plancha o en la sartén, el tiempo de cocción debe ser muy breve, no más de uno o dos minutos. Esto evita que las fibras musculares se contraigan demasiado y pierdan agua. Mientras, si se cocinan en un guiso o estofado, es mejor mantener una temperatura baja y prolongar la cocción durante al menos una hora. Así, el colágeno se gelatiniza gradualmente y la carne se vuelve muy tierna.

    Propiedades nutricionales

    Más allá de su sabor y su textura, los calamares son una excelente fuente de nutrientes. Contienen una gran cantidad de proteínas de alta calidad, aproximadamente entre 16 y 18 gramos por cada 100 gramos de parte comestible. Además, su aporte calórico es relativamente bajo, oscilando entre las 90 y 100 kcal por cada 100 gramos, dependiendo del método de cocción utilizado.

    En términos de minerales, los calamares destacan por su contenido en fósforo, zinc y selenio, elementos esenciales para funciones clave del organismo, como el fortalecimiento del sistema inmunológico y el mantenimiento de la salud ósea. También aportan vitaminas del grupo B, en particular la vitamina B12, que es fundamental para la producción de glóbulos rojos y el correcto funcionamiento del metabolismo.

    Otro de sus beneficios es su contenido en ácidos grasos omega-3, aunque en menor proporción que en pescados como el salmón o la caballa. Estos ácidos grasos son conocidos por sus propiedades antiinflamatorias y su contribución a la salud cardiovascular. Su bajo contenido en grasas saturadas hace que sean una buena opción para una dieta equilibrada y saludable.

    En definitiva, lograr que los calamares queden tiernos no es cuestión de suerte, sino de comprender cómo reacciona su estructura muscular al calor. El truco de congelar los calamares, así como el control de la temperatura y el tiempo de cocción son clave para evitar que se vuelvan gomosos. ¡Quedarán muy tiernos en cualquier receta!

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