Tarta helada de chocolate blanco y Oreo

• 450 g de queso de untar
• 100 g de azúcar blanco
• 1 cucharadita de azúcar avainillado
• 230 g de nata líquida
• 100 g de chocolate blanco
• 5-6 galletas Oreo

Elaboración:

Comenzaremos fundiendo el chocolate blanco al baño maría. Para ello, lo trocearemos y lo colocaremos en un cuenco (resistente al calor) que, a su vez, pondremos sobre un cazo con agua caliente (a fuego medio-bajo).

Las cantidades que hemos utilizado en esta receta os valdrán para hacer una tarta de un tamaño comedido, por lo que si necesitáis más raciones, bastará con que dobléis éstas.

Por otro lado, escoged siempre un molde que nos permita crear una base de un grosor similar a un dedo (si os encanta este tipo de galleta añadid un dedo más), es decir, que no sea demasiado grande (lo sabréis en cuanto tengáis la masa de galleta hecha).

Fundimos la mantequilla.

Quitamos el relleno de las galletas y nos quedamos con las tapas.

Trituramos las galletas en un mortero hasta reducirlas a polvo y mezclamos con la mantequilla hasta obtener una pasta. Recomendación: Es muy importante que añadamos poco a poco la mantequilla para que las galletas no queden excesivamente grasas y con una capa aceitosa por encima.

Para este tipos de tartas que van heladas, es preferible usar un molde que sea desmontable para que, a la hora de desmoldar, nos resulte más sencillo, pero si no disponéis de uno, podéis emplear el que prefiráis.

Echamos la mezcla de galletas y mantequilla sobre la base del molde y presionamos para que nos quede una capa bien compacta.

Metemos en la nevera y dejamos que se enfríe.

Nos ponemos con el relleno.

Para ello, añadiremos en un bol el queso de untar, el azúcar blanco y el azúcar avainillado. Batimos bien con unas varillas y, cuando esté todo integrado, agregamos el chocolate. Removemos y reservamos.

Al igual que antes, retiramos el relleno y machacamos las tapas, pero esta vez, lo haremos de forma más suave y dejando varios trocitos enteros. Reservamos.

Montamos la nata y, cuando ésta esté lista, la incorporamos, junto a las galletas, a toda la mezcla anterior. Removemos con cuidado para no bajar la nata (mejor si usamos una espátula) y, colocamos todo el contenido sobre la base que teníamos enfriándose.

Tapamos y metemos en la nevera dejando, mínimo, unas 5 horas para que adquiera firmeza.

¡Y ya tendremos lista esta increíble tarta helada de chocolate blanco y Oreo!

Sugerencia: Esta tarta está mejor cuanto más fría esté, por lo que si podéis, dejadla toda la noche, os aseguramos que el resultado habrá merecido la espera.