Así fue la noche soñada en Génova: cervezas de Ayuso y ‘We Are The Champions’ en bucle
El Partido Popular ha celebrado una de sus noches más dulces: desde 2011 no vivían algo así
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La noche del 28 de mayo de 2023 quedará grabada en la historia del Partido Popular. «Cambio de ciclo», «fin de una era», «el principio de todo»… se escuchaba en los pasillos de la sede nacional del partido en la calle Génova. Mientras una marabunta de periodistas veían el escrutinio en la segunda planta, en la séptima el núcleo duro de Alberto Núñez Feijóo hacía lo propio y en la primera, por separado Isabel Díaz Ayuso y José Luis Martínez-Almeida con sus respectivos equipos también hacían el seguimiento. El alcalde repitió su superstición de ir a pie desde su casa a la sede, 40 minutos de distancia andando.
La alegría se desató cuando el PP llegó a 27 escaños en el Ayuntamiento de Madrid. El equipo de Almeida ya daba por confirmado en ese punto que se alcanzarían los 29 asientos en el Pleno de Cibeles y, con ello, la mayoría absoluta tan esperada. Tras importantes retrasos en la publicación de los primeros datos, la tensión se palpaba en el ambiente en una noche de vértigo. Fuentes de la dirección del partido pidieron explicaciones sobre este extremo al Ministerio del Interior. Desde la Puerta del Sol –la Comunidad es la encargada de difundir los resultados de las elecciones autonómicas– se aclaraba que la responsabilidad era de la empresa Indra, adjudicataria del volcado de los datos al sistema informático.
Cuando estalló la alegría corrió la cerveza aunque con moderación. Circularon los ya célebres botellines La Caña de España con el rostro de Ayuso. «Necesitábamos algo así», «desde 2011 no damos unos resultados tan contundentes», comentaban cargos del aparato popular.
Almeida se abrazó a su dos escuderos: Inma Sanz y Borja Carabante. Las fotos a las que ha tenido acceso OKDIARIO muestran cómo siguieron el recuento en Telemadrid en el despacho personal de Alfonso Serrano, secretario general del PP de Madrid, que estaba en otra sala siguiendo el minuto a minuto de los resultados autonómicos y de todos los municipios de la región.
«¿Qué piensa un político como Usted en un momento como este en el que recibe una mayoría absoluta?, ¿es un momentazo?», le pregunta OKDIARIO micrófono en mano al primer edil de la capital. «La verdad que ahora mismo uno no piensa. A partir de ahora, a disfrutar de la victoria y a trabajar», esboza Almeida pletórico con una sonrisa de oreja a oreja. Otros concejales madrileños como Engracia Hidalgo (Hacienda) y Paloma García Romero (Obras) también se muestran eufóricas. Saben que no tendrán que depender de las exigencias volubles de Vox durante los próximos cuatro años.
En esta noche soñada suena media docena de veces el icónico We Are The Champions de la banda británica Queen. Almeida, que es un reconocido atlético hasta la médula, no duda en sentir ese himno que ha escuchado más veces el Real Madrid en competición europea. Las chanzas están a la orden del día. «¿Cómo están los máquinas?», se arranca el alcalde en su discurso ante las masas concentradas bajo el balcón de Génova.
Pasada la una de la madrugada los periodistas hacen guardia a la salida de Feijóo. El líder de los populares reconoce que no le ha impresionado el momento del balcón y que contaba con estos buenos resultados al hilo de los datos ofrecidos por las mejores encuestas. Contiene la euforia y su carácter gallego templa los ánimos. Emplaza a este lunes para hacer una valoración más sosegada.
A continuación llega la hora de los más animados. Mientras se recoge el andamio de la calle y se acumula ya el confeti en el suelo, algunos altos cargos prometen alargar la fiesta en el mítico piano bar Toni2 donde ya el PP de Mariano Rajoy celebraba en los buenos tiempos. Otros muchos decidieron correr a la cama para recuperar las muchas horas de sueño atrasadas. Todo ello sin saber que en 50 días, el 23 de julio, tienen otra cita con la historia y que, si se cumplen sus planes, tendrán otra celebración en el mismo enclave en el que otras noches electorales no hace mucho no cubrían las expectativas.