Elecciones 28M

Feijóo saca 760.000 votos a Sánchez, el PP recupera 6 autonomías y Ayuso y Almeida arrasan en Madrid

El 28M marca el inicio del cambio de ciclo de cara a las elecciones generales

Resultados de las elecciones municipales y autonómicas 2023

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Luz Sela
  • Luz Sela
  • Periodista política. En OKDIARIO desde 2016. Cubriendo la información del Congreso de los Diputados. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela. Antes, en COPE, ABC Punto Radio y Libertad Digital.

El Partido Popular ha sido el vencedor de las elecciones de este domingo. Unos comicios municipales y autonómicos con una inevitable lectura en clave nacional. Un escalón decisivo para el cambio de ciclo. Cuando apenas restan seis meses para las generales, esta cita con las urnas ha de interpretarse como un claro plebiscito sobre Pedro Sánchez. Los populares se han impuesto como fuerza más votada en siete de las 12 autonomías en disputa y han logrado 759.000 papeletas más que el PSOE en las municipales, lo que apuntala el rumbo de Núñez Feijóo hacia La Moncloa. Las mayorías absolutas de Isabel Díaz Ayuso y José Luis Martínez-Almeida se convierten en emblema de una noche histórica para el PP.

El resultado es devastador para el PSOE, que pierde Aragón, Extremadura, Baleares, la Comunidad Valenciana y La Rioja. También Cantabria, donde gobernaba con el PRC. En un mapa teñido prácticamente de azul, los socialistas sólo conservan Asturias, Castilla-La Mancha y Navarra. En este último caso, María Chivite podrá seguir siendo presidenta si pacta otra vez con Bildu.

La derrota ha de entenderse como un fracaso sin paliativos de Pedro Sánchez, que asumió en primera persona la campaña, opacando hasta a sus propios candidatos. En previsión de la hecatombe, el líder socialista ni acudió a Ferraz para seguir con los suyos la noche electoral y se escondió en La Moncloa.

Por territorios, el PSOE pierde una plaza tan estratégica como la Comunidad Valenciana, hasta ahora en manos de Ximo Puig. El PP ha sido la fuerza más votada en la región y la suma con Vox le devolverá el Gobierno regional, con Carlos Mazón a la cabeza. Lo mismo sucede en la capital, donde el bloque de la derecha se impone y María José Catalá será alcaldesa. Los populares vuelven al Ayuntamiento que Joan Ribó arrebató a Rita Barberá en 2015.

En Extremadura se ha vivido el recuento más ajustado. PSOE y PP han empatado en escaños, pero la candidata popular, María Guardiola, podrá gobernar pactando con los de Abascal, desalojando así del poder a Guillermo Fernández Vara, uno de los barones más emblemáticos. El PP también gana en Aragón y Jorge Azcón, también con Vox, podrá descabalgar a Javier Lambán tras ocho años en el poder.

La socialista Francina Armengol pierde el gobierno de Baleares y Marga Prohens, de largo la más votada, suma una holgada mayoría absoluta con Vox. En la Región de Murcia, el PP se queda a sólo dos escaños de la mayoría absoluta y Fernando López Miras extenderá otros cuatro años su mandato. Los populares también recuperan, y con mayoría absoluta, La Rioja, una plaza histórica que el partido gobernó durante veinticuatro años hasta la llegada de la socialista Concha Andreu en 2019. El vuelco se produce también en Logroño.

En Cantabria, el PP gana y podrá gobernar con un pacto con Vox, mientras que el PRC del actual presidente Miguel Ángel Revilla cae hasta la tercera posición. Revilla ha reconocido el fracaso y ha avanzado que el resultado es «la marea de la derecha» que marcan las próximas elecciones generales.

También el mapa municipal es reflejo del drama del PSOE. Los socialistas pierden enclaves tan simbólicos como Sevilla, que pasa a manos del popular José Luis Sanz, o Valladolid. Tras dos legislaturas, Óscar Puente perderá la Alcaldía en un vuelco de lo más inesperado. El PP gobernará en Palma de Mallorca.

Fuera del bipartidismo, Ada Colau se ve desplazada a tercera fuerza y el separatista Xavier Trias (Junts per Catalunya) podrá ser alcalde si pacta con el PSOE de Jaume Collboni. Un acuerdo que se da por cerrado.

Madrid

El resumen de la noche lo proclamaron Feijóo, Ayuso y Almeida desde el balcón de Génova 13: «Ha empezado la derogación del sanchismo».

La presidenta madrileña ha vuelto a arrasar, esta vez con una holgada mayoría absoluta (71 diputados) -la primera desde la de Esperanza Aguirre en 2011- que le permitirá gobernar sin ataduras. Igual que José Luis Martínez-Almeida, que duplica su resultado de hace cuatro años (29 concejales). Un doble triunfo que recuerda los mejores tiempos del PP.

La presidenta madrileña -que crece en seis escaños- diluye la influencia de Vox -ya sin capacidad alguna de veto- y deja a la izquierda en un papel testimonial. Más Madrid se mantiene como líder de la oposición, aunque con Mónica García empatada con el socialista Juan Lobato (27 diputados). En el Ayuntamiento, Almeida absorbe el voto naranja que deja la completa descomposición de Ciudadanos -Begoña Villacís, hasta ahora vicealcaldesa, se queda sin asiento-, y el PSOE de Reyes Maroto recorta distancias con Rita Maestre, aunque queda tercero. Con cero escaños y cero concejales, Podemos ya es historia tanto en la Comunidad como en el Ayuntamiento.

Elecciones generales

Las urnas de este 28M han medido el hartazgo ciudadano tras una legislatura plagada de polémicas e innumerables ataques de Sánchez al Estado de Derecho: desde el indulto a los condenados por el referéndum ilegal separatista, al abaratamiento de la malversación y el fin de la sedición, pasando por las rebajas de condena a más de 1.000 violadores, pederastas y abusadores sexuales -100 de ellos ya excarcelados-, el asalto a instituciones como el CIS, el INE o la Fiscalía General del Estado, la inconstitucionalidad del estado de alarma durante la pandemia, las maniobras para controlar el Constitucional, la rendición a Marruecos o la pleitesía a los etarras. Todo ello unido a la incapacidad del Gobierno para controlar la inflación, disparada a cifras históricas y con precios récord en la luz y la gasolina. Los socialistas arrastran ya un inevitable desgaste que, para Ferraz, se traduce en una perturbadora desmovilización de sus propios votantes y en un voto de castigo aún sin techo. La derrota se lleva por delante a los barones que en público llevaban la contraria a Sánchez pero callaban en privado.

De poco o nada le ha servido al socialista su desesperado intento por captar el voto con anuncios desde el mismo Consejo de Ministros, convirtiendo el BOE en un instrumento al servicio del partido. El PSOE afrontó el 28M con una personalísima estrategia para mayor gloria de su propio líder y para disgusto de sus propios candidatos, incapaces de marcar un perfil propio. Los quince días mitineros fueron un calvario para los socialistas, envueltos primero en la polémica de las listas con etarras de Bildu y, después, en los escándalos de compra de votos. Hasta el número dos del PSOE andaluz acabó imputado por secuestro en el colofón de la campaña.

Desde el primer minuto, Feijóo encaró los comicios como una primera vuelta de las generales, una ocasión crucial para desalojar a un Pedro Sánchez que «no tiene límites» y «lo ha manchado todo». «Ya no le vota ni Txapote», acuñó Díaz Ayuso en una frase que perseguirá al socialista hasta las próximas elecciones.

Para Génova, estas elecciones miden la capacidad de su proyecto para captar votantes a derecha e izquierda -socialistas «avergonzados»-, ensanchando así la base electoral necesaria para apuntalar el cambio de Gobierno. Los datos constatan la capacidad de Feijóo para aglutinar el voto que le deja la descomposición de Ciudadanos y taponar a la vez la sangría de la que un día se aprovechó Vox.

Al margen del bipartidismo, los comicios han tomado el pulso a los partidos que configuran los bloques de las mayorías. Los de Abascal, aunque irrelevantes en Madrid, afrontan ahora las negociaciones con el PP con la exigencia de entrar en aquellos gobiernos en los que sí son necesarios, como ocurrió ya en Castilla y León. Ciudadanos confirma una desaparición anunciada. Y Podemos ve la suya muy próxima. Los morados agonizan inmersos en sus propias crisis internas y ante la amenaza de Yolanda Díaz y Sumar.

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