Salsa de miso
El miso es un condimento de la cocina japonesa que se obtiene al fermentar granos de soja y algún cereal. Existen distintos tipos de esta pasta aromatizante, que se diferencian unos de otros dependiendo de los ingredientes y del tiempo de fermentación. La soja puede combinarse con cebada, arroz o arroz integral. También puede fermentarse durante más o menos tiempo. Con este ingrediente de base se puede preparar una exquisita salsa de miso para acompañar distintos platos como carnes, arroces, verduras y más.
El miso tiene distintas propiedades nutricionales, dependiendo del ingrediente con el que se haya hecho. El que tiene mayor cantidad de proteínas es el elaborado con soja. Otra de sus virtudes es que, gracias al proceso de fermentación con le que se elabora, el miso produce la aparición de enzimas digestivas que ayudan a la flora intestinal.
El miso también es conocido por regular las hormonas. Esto se debe a unas sustancias llamadas isoflavonas, estrógenos derivados de las plantas, que ayudan en el proceso de menopausia. Estas sustancias también son antioxidantes que previenen la aparición del cáncer; protegen a las células del organismo y previenen el envejecimiento.
La soja contiene lecitina, que ayuda a bajar de peso y a regular el colesterol en la sangre. Sin embargo, es importante recordar que el miso contiene sodio. Por esto, su consumo debe ser evitado por personas que padezcan de hipertensión arterial.
Ingredientes:
Cómo preparar salsa de miso:
- Poner a calentar el agua en una cacerola. Añadir el azúcar y esperar a que se disuelva.
- Verter el agua con azúcar, añadir el miso y mezclar con un tenedor.
- Agregar el vinagre de arroz, el zumo de limón y el mirin. Volver a mezclar.
- Picar muy finamente la guindilla. Machacar la mitad del diente de ajo. Rallar el jengibre. Incorporar todos esos ingredientes a la salsa.
- Guardar en un tarro de vidrio. Reservar hasta la hora de servir.
Despídete por un día de la rutina y prepara una deliciosa salsa de miso para acompañar las comidas que prefieras. Incluso puedes hacer una fusión árabe-japonesa y agregarla al hummus. Una vez que aprendas la receta, podrás dejar volar tu creatividad.