Parece una chistorra normal, pero este embutido navarro no existe en el resto de España y sale de un animal insólito
La chistorra es ese embutido que le encanta a todo el mundo. Da igual si va salteada con cebolla, en un bocata o sola, siempre gusta. Lo normal es que se haga con carne de cerdo, pero hay una variación que sorprende y no necesariamente convence a todos.
La razón de su curiosidad está en el animal con el que está preparada. Cuando se menciona, provoca rechazo en más de uno y la cara inicial, que era de gusto o expectativa, se arruga en una expresión más cercana al espanto.
La chistorra navarra que nace de un animal que muchos no quieren comer
Esta es la chistorra de potro, un embutido muy arraigado en Navarra, aunque en el resto de España apenas se conoce. Para hacerla hace falta carne magra de potro mezclada con cerdo, pimentón, sal y ajo. La receta es prácticamente igual a la de siempre, pero el potro marca toda la diferencia.
La mezcla se embute en tripa natural de cordero y se deja reposar un par de días, lo justo para que coja cuerpo. Sale en sarta, envasada al vacío, con un aroma fuerte que da ganas de probarla al momento.
La carne de potro aporta un sabor más suave de lo que muchos imaginan. No resulta tan agresivo como creen quienes jamás la han probado. Si la cocinas en su propia grasa, a fuego medio, se dora por fuera y mantiene una jugosidad muy agradable por dentro.
También funciona bien con un toque de sidra natural o al horno, donde se hincha un poco y queda con un color que invita a meter el tenedor sin pensar demasiado en que está hecha con carne de potro.
Beneficios de la carne de potro
La carne de potro tiene una fama muy distinta según la zona, pero la realidad es que aporta hierro fácil de asimilar, proteínas de calidad y muy poca grasa. Esto la coloca como una carne ligera, más amable para el estómago que otras rojas más pesadas.
También suma vitaminas del grupo B y minerales como fósforo o zinc. Su digestión resulta rápida, algo que agradecen quienes buscan carnes menos densas.
Otras maneras de disfrutar la carne de potro que no sea en chistorra
Además de la chistorra de potro, hay variaciones hechas con esta carne que se adaptan bien a distintos gustos.
- A la plancha: los filetes y entrecots salen muy tiernos si se cocinan rápido. Basta con calentarlo bien, poner sal y pimienta y darles un toque fuerte de calor. Mantienen un sabor limpio y no se resecan.
- Estofado: los cortes con más nervio agradecen el fuego lento. Se doran primero y luego se dejan con vino o sidra hasta que se ablandan del todo.
- Al horno: piezas como la paleta o un trozo grande de lomo se asan bien con un adobo sencillo de ajo, hierbas y aceite.
- Chorizo de potro: más magro que el clásico de cerdo y con un sabor más directo. Curado o fresco, tiene un punto distinto que sorprende cuando se cocina a la parrilla.
- Salchichón de potro: elaborado con carne magra y un toque de grasa para que no quede seco. Lleva pimienta negra y otras especias que le dan un aroma agradable.
- Fuet de potro: fino, alargado y con un curado suave. Recuerda al fuet tradicional, pero el potro le da un matiz más delicado.
- Cecina de potro: se cura la pieza entera y queda con un sabor marcado, con ese toque ahumado que engancha.
- Morcilla de potro: en algunas recetas se usa sangre de potro mezclada con cebolla o arroz. Tiene un sabor diferente a la morcilla más conocida y funciona muy bien salteada o a la brasa.