El perro Lucas de Ciudadanos esconde la cabeza tras el descalabro electoral de Rivera
Desde que el perro Pecas, fiel compañero de Esperanza Aguirre, muriera víctima de un atropello, la política española no había tenido un protagonista canino hasta que llegó Lucas. El perro que Albert Rivera catapultó a la fama con un vídeo durante los últimos días de la jornada electoral, y que generó un mar de memes y reacciones en redes sociales, fue el claro protagonista de la jornada electoral del 10-N en el madrileño barrio de Malasaña. Tras una última semana de campaña electoral muy activo en redes y un domingo electoral lleno de carantoñas y selfies, este lunes, la cuenta de Lucas ha amanecido sin contenido nuevo. Silencio total.
El perro acudió este 10-N, junto a su dueño Pablo Sarrión, al colegio Pi i Margall ubicado en la plaza Dos de Mayo . Mientras Sarrión, que fue apoderado de C’s en el colegio antes mencionado, trataba de resguardarle del frío envolviéndolo en su abrigo, el can levantó pasiones entre los viandantes y votantes. según cuenta el periódico local ‘Somos Malasaña’. Ajenos al batacazo electoral que horas después sacudió las sedes de C’s, todo eran carantoñas y monerías para un perro que ha sido famoso durante un breve espacio de tiempo.
Este lunes postelectoral, la cuenta de Twitter del perro Lucas, calla. El descalabro de la formación naranja, que ha perdido 47 escaños respecto a su resultado en las pasadas elecciones del 28 de abril, ha sido tal que todas las miradas están puestas en las consecuencias que tendrá en la estructura. Y sobre todo, la atención se centra en su líder, Albert Rivera, y su posible marcha de la primera línea de política tras este evidente y fatal desastre electoral.
El perro Lucas, su «arma secreta»
Albert Rivera presentó al caniche Lucas como su «arma secreta» de cara al debate de candidatos que se celebró días antes del domingo electoral. Pero, ojalá los perros pudieran votar. Quizás así, C’s hubiera salvado algún escaño más. Lo que nadie puede negar es que el vídeo de Rivera junto al diminuto can fue un éxito. Quizás no un éxito electoral, a la vista de los acontecimientos, pero definitivamente un éxito de difusión.
El partido decidió aprovechar ese tirón, azuzado por las malas previsiones que arrojaban las encuestas y los sondeos sobre su resultado en las elecciones, y utilizar la imagen del perrito Lucas en la fachada de su sede. Ignorando las burlas y los memes en los que se convirtió esa mascota que «aún huele a leche», C’s optó por aferrarse a un clavo ardiendo pensando que, quizás, volver a traer un perro a la política española les salvaría de la debacle que finalmente no han podido evitar.