Un mensaje de ánimo de un Rey atribulado

Un mensaje de ánimo de un Rey atribulado

En ni un sólo instante de los trece minutos y medio que duró el mensaje de Navidad del Rey Felipe de este 2020, que está a punto de finalizar, cruzó por su rostro el más leve esbozo de una sonrisa que diera un ligero brillo a la mirada transparente de sus ojos azul claro. No se lo permitió a sí mismo en una noche en que todos sus esfuerzos estuvieron centrados en dar ánimos a los ciudadanos de una nación asolada por una intensa pandemia que marcará para siempre sus vidas y que dejará secuelas de todo tipo en la población de la que es el Jefe del Estado. Ni siquiera él pudo, ni tampoco quiso, eludir una referencia –muy sutil eso sí- a la gravísima crisis que ha golpeado a la institución de la Corona durante los últimos meses, debida a la falta de ejemplaridad moral y ética en la conducta del Rey Juan Carlos, su padre.

Para muchos de los que escucharon el mensaje navideño de don Felipe, que el monarca afirmara con convicción que “los principios morales y éticos están por encima de cualquier consideración, de la naturaleza que sea, incluso de las personales o familiares” posiblemente les pareció insuficiente a la hora de abordar un asunto tan vidrioso como las presuntas irregularidades llevadas a cabo por el Rey Juan Carlos. Sin embargo, para otros muchos ciudadanos esas palabras de don Felipe, en las que no se nombran a el Rey anterior ni se califican sus acciones, incluyen implícitamente todas las medidas que se han tomado en el último año y medio por parte de la Casa Real para poner distancia y rechazar la conducta impropia del anterior Jefe del Estado.

Lo que sí añadió el Rey en su mensaje navideño, para que quede muy claro a todos los ciudadanos españoles, es que “preservar los valores éticos y sociales que están en las raíces de nuestra sociedad es la forma de entender mis responsabilidades como Jefe del Estado y forman parte del espíritu renovador que inspira su reinado desde el primer día”.

También fue imprescindible, y por tanto muy oportuno, el llamamiento a querer mirar juntos hacia el futuro unidos en los valores democráticos, en un espíritu siempre integrador, en el respeto a la pluralidad y a las diferencias, y en la capacidad para dialogar y alcanzar acuerdos. “Con esfuerzo, unión y solidaridad, España saldrá adelante. Con todos y para todos. Y, como Rey, yo estaré con todos y para todos, no sólo porque es mi deber y mi convicción, sino también porque es mi compromiso con todos vosotros, con España”.

A pesar de la firmeza con que pronunció su mensaje de Navidad, el más personal de los que dirige a los ciudadanos españoles a lo largo del año y que cuenta con el plácet del Gobierno porque así debe ser, el rostro del Rey Felipe acusó la gravedad de la situación que ha vivido este año que termina. Su pelo se ha vuelto un poco más blanco y sus rasgos se ha afilado debido a todas las tribulaciones que por las que ha pasado. Y es que como ha dicho hace poco un familiar suyo ”desde que fue nombrado rey hace seis años, don Felipe ha dedicado todo su tiempo a apagar fuegos,  aunque ninguno de ellos había sido provocado por él”.

Habrá que confiar en que  2021 esté, como manifestó el Rey al final de su alocución, especialmente lleno de esperanza.

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