El PP quiere obligar a sus cargos a rendir cuentas ante los afiliados
El Partido Popular quiere que los afiliados tengan una mayor participación en la vida interna del partido. Por eso, la intención es incorporar a sus Estatutos un sistema de rendición de cuentas ante la militancia, de forma que los cargos públicos estén obligados a informar, por ejemplo, de su agenda, decisiones políticas e incluso del grado de cumplimiento de su programa. Este mecanismo estará determinado por los compromisarios de las distintas regiones, que serán además los encargados de fijar la frecuencia de esa exigencia, así como vigilar que efectivamente se respeta.
La fórmula no es nueva. De hecho, se aplica desde hace tiempo en algunas comunidades, como Andalucía, donde los cargos públicos del partido tienen la obligación de rendir cuentas cada seis meses ante la dirección y cada año ante los afiliados. El control se lleva a cabo mediante Convenciones provinciales que se celebran anualmente, además de las memorias de actividades, la Oficina del Parlamentario y los soportes digitales, que permiten que los documentos internos queden a disposición de los afiliados.
También en algunas regiones existen los llamados Consejos asesores, que, integrados por personas y asociaciones, tienen capacidad para participar en las reuniones de dirección del partido. Otras fórmulas, también ya ensayadas, serían encuestas para conocer la opinión de los afiliados.
En el PP se admite que el cónclave de febrero estará marcado por el continuismo. No se plantean grandes sorpresas, más allá del futuro de María Dolores de Cospedal.
Al mismo tiempo, no obstante, se reconoce también que la irrupción de los nuevos partidos-Podemos y Ciudadanos-y su discurso de regeneración política, exige adoptar ciertas decisiones. Descartadas las primarias, que Rajoy no tiene intención de implantar durante su mandato, la cuestión es visibilizar que el sistema de elección que rige el partido, por medio de compromisarios, resulta igualmente democrático.
«Habrá urnas», pero no primarias
Así, la intención es dar una mayor transparencia a la elección de los 3.128 compromisarios que asistirán al XVIII congreso. Los dirigentes acudirán en masa a votar, y habrá foto. También se difundirán los resultados de cada provincia. Una oportunidad, dicen en Génova, para contrarrestar a aquellos que sostienen que son los aparatos regionales los que realmente acaban decidiendo las listas.
En esas votaciones, que se celebrarán en toda España entre los días 16, 17, 18 y 19 de diciembre, «habrá urnas», avanzaron ya estos últimos días desde la dirección nacional.
Pero en ningún caso, se implantará la fórmula «un militante, un voto» que han defendido algunos dirigentes, como la presidenta madrileña Cristina Cifuentes. Fernando Martínez Maíllo, vicesecretario de Organización del PP y responsable de la Ponencia de Estatutos, lleva días sondeando el clima a favor y en contra de las primarias. Y la conclusión es que, en la actualidad, esa fórmula no recibe ya el respaldo mayoritario de los cuadros del partido. Otra cosa es que, de cara al congreso, se esperen enmiendas que abran el debate, aunque con pocas expectativas de éxito.
Además de Cifuentes, entre los más firmes defensores de las primarias está el portavoz del PP en el Ayuntamiento de Madrid, Íñigo Henríquez de Luna, quien esta misma semana ya ha criticado que se elija al presidente popular a través de compromisarios y no dando el voto a todos los militantes. Algo necesario, sostiene, para recuperar la ilusión de las bases.
La mayoría de barones autonómicos son, en cambio, muy reacios. De su ineficacia, dicen, dan muestra las experiencias «fallidas» de otros partidos, como PSOE o Podemos, formaciones en las que se han vivido episodios polémicos que han cuestionado que la elección responda a las bases y no a los aparatos.
En una solución ‘intermedia’, el partido tantea fórmulas para abrir esa elección de compromisarios, de forma que resulte más proporcional, y que respete también a militantes de zonas menos representadas.