Sánchez el 23 de julio del año pasado con temperaturas récord: «El cambio climático mata»
Las elecciones generales se celebrarán en plena canícula, con España en alerta por el calor
Sánchez nos obliga a votar el 23J, un día cuya temperatura promedio es 25º de mínima y 35º de máxima
La fecha elegida por Pedro Sánchez para celebrar las elecciones generales, el próximo 23 de julio, es motivo de crítica por parte de la oposición al considerar que desincentiva intencionadamente la participación. Los comicios se celebrarán en plena canícula, el nombre con el que se denomina al período estadísticamente más caluroso del año, y cuya duración va desde el 15 de julio al 15 de agosto. De hecho, el año pasado por esas fechas, más de media España estaba en aviso por altas temperaturas, alcanzándose los 43 grados en Andalucía. Curiosamente, el 23 de julio, el PSOE celebró un Comité Federal -máximo órgano entre congresos- en el que el propio Sánchez alertó sobre el calor: «El cambio climático mata», aseveró el líder socialista, en una crítica directa a PP y Vox a los que con frecuencia ataca por su supuesto «negacionismo». «¿Por qué continúan negando la realidad?», se preguntó ante los suyos.
«Hago un llamamiento a la población para que extreme la precaución ante las temperaturas tan extremas que por desgracia vamos a continuar sufriendo en los próximos días. Detrás de esta ola de incendios, que por desgracia es cada vez más frecuente y devastadora, está una ola de calor cada vez más extrema. Y detrás, hay un tsunami que es la emergencia climática que debemos frenar entre todos», añadió Sánchez aquel 23 de julio.
Un año después, el socialista ha ignorado su propio mensaje para convocar a los españoles a las urnas: «El cambio climático es letal para las personas», decía entonces, «para comunidades enteras, desde los entornos rurales hasta los núcleos urbanos. Por las olas de calor y por la cada vez peor calidad del aire que respiramos. El cambio climático es una evidencia y mitigar sus consecuencias y adaptarnos a una realidad ya existente es una emergencia».
«En las últimas cuatro décadas, la temperatura media en España ha aumentado cerca de 1,8 grados. El verano término es ahora cinco semanas más largo. El número de olas de calor al año se ha duplicado, y cada año que pasa registramos las temperaturas más altas de todo el registro histórico», clamó el socialista ante sus barones.
Aquel 23 de julio los termómetros marcaron hasta 43ºC en las provincias andaluzas de Huelva, Córdoba y Sevilla y 42º en Cádiz, Granada y Jaén. Además, Aragón, Baleares y parte de Castilla y León estaban en aviso amarillo, y varias provincias de Castilla-La Mancha y Cataluña, en aviso naranja.
«Convocar elecciones en las fechas más calurosas y en el mayor éxodo vacacional de nuestro país es un hecho sin precedentes en casi medio siglo de democracia española», ha criticado estos días el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo. Los populares advierten que, con la fecha escogida, Sánchez busca que los españoles no acudan a votar, precisamente cuando los sondeos constatan la alta movilización de la derecha. «Sánchez quiere que los españoles elijan entre urnas o vacaciones», ha avisado Feijóo. El líder socialista ha asegurado que tomó esa decisión con su «conciencia», tras el batacazo sufrido por el PSOE en los comicios del pasado 28 de mayo.
Histórico
Nunca antes se habían celebrado unas elecciones generales en pleno verano. De hecho, cabe recordar que, desde 1994, una reforma de la Ley Electoral de Andalucía -impulsada por el PSOE y rubricada por el ex presidente socialista andaluz Manuel Chaves- prohíbe expresamente la celebración de elecciones en los meses de julio y agosto. Esa reforma fue impulsada por el PSOE. Incluso un real decreto del Gobierno de hace apenas dos semanas considera «alarmantes» las temperaturas en ese mes y advierte de sus «resultados trágicos», subrayando además que este fenómeno no puede concebirse «como un hecho aislado» sino como «una tendencia creciente que llevará a que escenarios como el actual se reproduzcan cada vez con más frecuencia».
La fecha elegida afecta a toda la organización de campaña -como la planificación del horario de los mítines- y también a la propia estrategia electoral, pues los partidos habrán de incidir aún más si cabe en la movilización y el voto por correo. También habrá que ver cómo repercute en los centros electorales, muchos de los cuales no están bien acondicionados para el calor, y en las largas colas de espera para votar, una fotografía habitual en los colegios.