El lunes pasado se celebró en la localidad de Guía de Isora, en Tenerife, un entierro multitudinario. Habían pedido autorización al Ayuntamiento para celebrarlo, pero con un límite de 15 personas y manteniendo la distancia de seguridad.
Acabaron siendo centeneres de personas las que despedían a Marcos, un motorista muy conocido por todos los vecinos. La situación se descontroló cuando familiares y amigos empezaron a cantar y bailar todos juntos a muy poca distancia y, la mayoría, sin mascarilla en sus rostros.