La España 2050 de Sánchez: los menores son «futuros contribuyentes» que deben aprender a pagar impuestos
El plan propone aumentar la "conciencia social fiscal en la educación secundaria"
Sánchez prepara un ejército de inspectores para perseguir a los contribuyentes con su hachazo fiscal
Es tal el peso que la fiscalidad tiene en el plan de Pedro Sánchez para la España de 2050 que el documento llega a definir a los menores como «futuros contribuyentes» a los que hay que enseñar a pagar impuestos ya durante su paso por las aulas, donde se les inoculará la imprescindible «conciencia social fiscal».
La España que Sánchez imagina para 2050 estará formada por dóciles contribuyentes que habrán asimilado una de las conclusiones del plan conocido como España 2050: Fundamentos y propuestas para una Estrategia Nacional de Largo Plazo: no habrá estado de bienestar sin una mejora de la capacidad recaudatoria, que deberá pasar de representar el 37% del PIB actual al 43% en 2050.
Para alcanzar este incremento, los expertos reclutados por Iván Redondo, el asesor presidencial que ha pilotado el ejercicio de prospectiva para envolverlo después con su habitual oropel propagandístico, proponen una «mejora de la formación e información tributaria a la ciudadanía».
El documento expone que «sería importante focalizar entre los más jóvenes (los futuros contribuyentes)» todos los esfuerzos de concienciación tributaria con el objetivo de «cambiar valores y comportamientos» de los españoles respecto a los impuestos.
Entre las medidas que se proponen para alcanzar este ciudadano nuevo, sensible a unos impuestos crecientes, una muy concreta: «La inclusión de contenidos relacionados con las funciones del sistema tributario y la conciencia social fiscal en la educación secundaria», tramo educativo que cursan los menores entre los 12 y los 16 años de edad.
¿Qué se enseñará a los alumnos? Pues que, según los expertos de Redondo, España sufre «una brecha notable entre ingresos y gastos públicos, algo que limita la capacidad redistributiva del estado de bienestar» y que sólo puede ser corregida incrementando los impuestos, pues nada se dice en el documento de que el recorte del gasto pueda ser una opción.
Por tanto, el plan establece que «de que aquí a 2030, habrá que ampliar las bases de los impuestos, principal causa de la baja capacidad recaudatoria del sistema fiscal». Entre otras cosas para poder financiar la sorpresa que el plan de Sánchez reserva para los jóvenes: la denominada «herencia pública universal», una dotación económica que recibirían alcanzada cierta edad y que podría destinarse a adquirir la primera vivienda, crear un negocio o completar la formación.
Cuando menores y jóvenes se hayan convertido en contribuyentes, la España 2050 de Sánchez les esperará con las correspondientes políticas de persecución, ya que el Estado habrá reforzado sus recursos dedicados a la inspección tributaria. Los expertos de Moncloa consideran necesario incorporar más funcionarios a estas tareas, que el documento define como «intervenciones conductuales» que permitirán alcanzar el objetivo de aumentar «la moral y el cumplimiento fiscal».
Según el índice de eficiencia de la Agencia Tributaria, por cada euro invertido en la agencia en 2018, se recaudaron más de 11 euros en la lucha contra el fraude. Sin embargo, los expertos del Gobierno afirman que «en relación a la media de la UE-27, España tiene una proporción menor de empleados que se dedican a funciones de inspección y comprobación».