REAL MADRID VS MORABANC ANDORRA: PLAYOFF LIGA ENDESA

La grandeza del Real Madrid se impone a Andorra y los árbitros para entrar en semifinales (95-84)

Real Madrid
Llull trata de entrar a canasta durante el Real Madrid-MoraBanc Andorra. (Realmadrid.com)
Nacho Atanes
  • Nacho Atanes
  • Redactor de deportes y canterano de OKDIARIO. Desde 2016 cubriendo la información de tenis. También baloncesto, fútbol, ciclismo y otros contenidos.

No había opción al fallo y, esta vez sí, se cumplió. El Real Madrid firmó el pase a las semifinales de la Liga Endesa después de imponerse a Morabanc Andorra en el encuentro definitivo de la serie por 95-84, tras mucha tensión, momentos de buen juego, y muchas decisiones arbitrales incorrectas, que perjudicaron a los blancos pero no les apartaron de la lucha por el título. Gustavo Ayón fue el jugador más destacado del partido con 14 puntos y 9 rebotes.

Rudy formaba parte del quinteto inicial de Laso, buscando, junto a Maciulis y Llull, una línea exterior física a la par que experta de cara a frenar las acometidas de Andorra, un equipo hecho  para correr, siempre que no pueda surtir de balones a su hombre grande, un Gio Shermadini que se destapó con siete puntos en los primeros instantes de choque.

Respondió el Madrid con una labor coral en la que destacaron Rudy y Ayón, para ponerse por delante en el marcador.  Un parcial de 9-0 abrió la primera brecha en el luminoso, ante los cánticos de unos aficionados que no esperaban acudir al Palacio tras lo visto en el primer partido, pero que, una vez obligados, lo dieron todo para ayudar a ganar a los suyos.

Ya con Luka Doncic como timonel, los blancos cerraron el primer cuarto por encima de la proyección de 100 puntos, pero Andorra, también conocida por su caudal ofensivo, tiraba de arreones para que la ventaja no se estirara demasiado. Albicy y Schreiner complementaban con puntos y asistencias el juego de Shermadini, de forma que el combate con la poderosa segunda unidad blanca se hacía soportable.

Siempre con ventajas de alrededor de 10 puntos hasta el minuto previo al descanso, cuando los de Peñarroya bajaron la barrera en unas acciones muy protestadas por el público, debido a la permisividad de contacto con Felipe Reyes, que se había convertido en el dueño del rebote en el encuentro. Dos tiros libres de Walker cuando el luminoso se apagaba ponían la desventaja en siete y hacían válido el sueño del conjunto del Principado.

Felipe pedía al descanso el mismo criterio para ambos equipos, y el Madrid respondió con una activación en la circulación que se tradujo de forma casi inmediata en la recuperación de los diez puntos de ventaja. El partido, en cambio, estaba demasiado loco, con opciones para ambos equipos, y eso casi siempre favorece al más débil. Si a ello le sumas que los árbitros se ocupan de seguir desquiciando a los jugadores madridistas –técnica a Ayón por ayudar a Andorra a sacar–, el cóctel no puede ser más dramático para los blancos.

Los árbitros a lo suyo, pero apareció Llull

Como kryptonita de todo ello, la defensa de Rudy y la contra made in Real Madrid, que sirvió para encender más si cabe a un Palacio que recordaba al Sinen Erdem de la Final Four. Definitivamente, los árbitros se estaban cargando el partido. Si no había surrealismo suficiente, los colegiados paraban una contra en superioridad de los blancos para pitar una antideportiva a Rudy… que se había apartado para no chocar con Jelinek. Impresionante, y Andorra a tres. En medio del delirio llegaba la sombra del fracaso al Wizink Center.

El último cuarto se abría con la esperanza de Andorra que empataba el partido antes de que una bomba kilométrica, y ya marca de la casa, de Llull, volviera a levantar al Palacio. El equipo le necesitaba y con nueve puntos consecutivos llegaba el bombero para apagar el fuego. A la llamada del ’23’ acudieron Doncic y Carroll, que ejercían de aspirina para paliar la producción del siempre inspirado Shermadini y seguir sumando para el Real.

Se había quejado mucho, y con razón, el capitán Reyes, y la recompensa cayó, como no, en forma de rebote y 2+1 para devolver la tranquilidad a un Madrid que se ponía la sábana y respiraba con la ventaja de diez de nuevo hecha realidad. Anularon los árbitros la acción de Felipe, que a cambio anotó uno de los libres, lo que sumado a la siguiente canasta, de calidad extrema, de Doncic, dejaba las cosas igual.

Llegábamos a los minutos decisivos, donde la imprecisión se hizo constante, en una conjunción de tomas de decisiones erróneas que favoreció al líder, el Madrid, que veía como los segundos bajaban a la vez que el marcador se mantenía. Se perdía la estela de los 100 pero se gana una semifinal, y la posibilidad de seguir luchando contra todo y contra todos por la Liga. Lo confirmó un canastón de Ayón, un Titán ultramotivado que fue el MVP del partido decisivo. A seguir

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