Un golpe y fraude constitucional en toda regla
Pese a que la Carta Magna subraya que la renovación del Tribunal Constitucional debe realizarse por tercios y que el propio organismo dejó claro en junio que la renovación conjunta de los cuatro miembros -de doce- era «un requisito imprescindible para formar parte del Tribunal», ahora, con el apoyo de la mayoría «progresista» del TC, ha cambiado de criterio y opta por «dar el plácet» a los miembros propuestos por el Gobierno, aunque lleguen sin los dos candidatos que corresponden al CGPJ.
Parece evidente que las presiones del Ejecutivo socialcomunista están surtiendo efecto y que en el propio Tribunal Constitucional hay miembros dispuestos a hacer una interpretación laxa de la Carta Magna, tan laxa como para cambiar literalmente el sentido del texto constitucional. En suma: que como no puede por las buenas -suspendido el pacto para la renovación del CGPJ por el PP si el presidente sigue en sus trece de rebajar el delito de sedición para favorecer a los golpistas catalanes-, Pedro Sánchez ha decidido dar un golpe institucional en toda regla y asaltar, con la connivencia de algunos magistrados, el Constitucional. Así de claro. Lo que busca, obviamente, es garantizarse una mayoría favorable en asuntos tan sensibles como la ley del aborto, la reforma educativa de la Ley Celáa o la ley de la eutanasia. Este órgano también sería el encargado de revisar un nuevo Estatut con un Poder Judicial propio para Cataluña si finalmente los independentistas de ERC llegan a impulsarlo.
La norma deja claro que los cuatro magistrados pendientes de renovación -dos a propuesta del Gobierno y los otros dos, por el CGPJ- tienen que serlo en bloque. No de dos en dos, sino los cuatro a la vez (un tercio del tribunal), pero Sánchez está dispuesto a nombrar a sus dos candidatos sin esperar al CGPJ. Es un fraude constitucional en toda regla, pero con este personaje lo del imperio de la ley es un eufemismo.