OKDIARIO EN EL CORAZÓN DEL VOTO POR CORREO

Empleados de Correos alertan: «Es una salvajada poner a repartir votos a gente que nunca trabajó aquí»

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La recta final para votar por correo se ha convertido en una pesadilla en el CAM1, el Centro de Admisión Masiva de Correos, en Mercamadrid. Son las diez de la noche y en la puerta de una antigua nave de grandes dimensiones se arremolinan trabajadores que esperan un autobús que les lleve de vuelta al centro de Madrid. «Hay varios problemas», explica a OKDIARIO un veterano del sector postal. «¿Qué quieres que te diga? Desde mi punto de vista, están cogiendo a gente que no ha trabajado nunca en Correos y que les pongan a repartir votos es una salvajada», denuncia su compañera visiblemente enfadada a las puertas de esas dependencias.

Los gestos de cansancio son evidentes. Ocho horas de jornada ordenando los votos de los españoles que el 23J estarán fuera de su domicilio. Se llevan los dedos a los ojos fatigados, fuman compulsivamente cigarrillos tras una larga jornada… La inmensa mayoría tienen más de 50 años y peinan canas. El CAM1 es «el corazón de Correos». Ahí llegan los sobres con los sufragios para el Congreso, el Senado y el certificado de votación de cientos de miles de personas. Se ordenan por mesas electorales y se envían a las oficinas donde se guardarán hasta el día de los comicios.

Plazos

«¿Qué puede pasar con estos novatos? Yo no digo más», indica esta trabajadora. Por su parte, su compañero, más allá de problemas de seguridad, alerta de que la inexperiencia de estos trabajadores que han llegado tarde y no tienen formación provocará que no consigan cumplir los plazos previstos. Hay más de 2,5 millones de españoles que han solicitado esta forma de voto.

«Dentro tienes al de seguridad y también la jefa de centro está ahora. Puedes hablar con ellos. Y los votos los vas a ver en cuanto te pases. Está el personal echando horas y horas», relata una mujer mayor que se muestra desencantada con el funcionamiento de Correos. El clamor general, también de los representantes sindicales de la empresa pública, es que los refuerzos han llegado muy tarde y son insuficientes. En lugar de hacer la previsión adecuada, se contrata a in extremis a gente sin la formación mínima para un trabajo tan delicado.

108 € por toda la campaña

«Estaremos hasta el día de las devoluciones, el 21 acaban los contratos», agrega la trabajadora. «¿Y está bien pagado, o no?», pregunta este periódico. «Ja, ja, ja. Ay, ay, ay… eso sí que está gracioso. Nos dan 108 euros. ¿Al día? No, no, para toda la campaña, al margen de nuestro sueldo normal en Correos. Y eso que todavía no nos han pagado lo del 28M. Son 80 horas de extra. Plantéate tú cuando sales con los amigos y te tomas unas cañas, ¿para cuánto te da 108 euros? La hora nos sale a 6 euros, ¿no?», afea.

Anochece en Mercamadrid y se calienta el ambiente. «Para empezar… como empresa pública que es no se deberían hacer horas extra. Se debería de contratar gente. Empezando por ahí», agrega otro trabajador. No son ajenos al debate público abierto sobre los retrasos. Aseguran que la seguridad está garantizada, pero temen que no todo el mundo pueda votar en los plazos previstos. «Controlado está. En esa parte no hay problema. El problema es que se reparta a tiempo. Mi padre lo ha pedido y todavía no le ha llegado. Hoy todavía no tiene importancia, pero el día 18 quizás sí. A lo mejor alguno ya no está en Madrid y resulta que está en otra ciudad», expone.

«La gente tiene que dejar muy claro dónde va a estar ese día. Hay un poco de cachondeito con eso de que en la recepción de un hotel pase lo siguiente [pone voz de pito]: ‘Señor Ramírez, señor Ramírez, acuda a recepción para votar’, (ríe)». «Te vamos a dejar que viene el autobús a por nosotros. Adiós», concluye la conversación.

Vigilante

En otro momento, OKDIARIO entra en la nave. Se encuentra una sencilla garita con un guarda de seguridad mientras cena un tupper de pollo asado. «Hola, ¿qué tal? Venía a ver si se puede visitar esto del voto por correo». «No, no se puede. Tienes que ir a la central de Correos y si te dan permiso venir aquí», señala parco en palabras. «Vale, pero aquí es en teoría donde llegan los votos, ¿no?», pregunta OKDIARIO. «En teoría sí». «¿Vienen de esta zona, de todo Madrid?», profundizamos. «Y de otras provincias. No puedo decir más», zanja.

Tras unos viejos tornos similares a los del Metro se ven ya los contenedores de barras metálicas con las bandejas de plástico amarillo y azul que guardan los votos. Asoman miles y miles de votos sin mayor custodia. Fuentes sindicales restan importancia a esto: «Está el vigilante y hay cámaras. Los policías sólo son necesarios en situaciones como Melilla y Ceuta». Quedan 10 días para la cita con las urnas y el caos anunciado ha llegado.

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