El partido de Artur Mas se desploma y lo fía todo a un acuerdo con Podemos
Las elecciones del 20D han puesto en evidencia la descomposición del partido de Artur Mas (que se presentaba a estos comicios bajo la marca Democracia y Libertad) y han dejado en el aire su proyecto independentista, condenado a un callejón sin salida.
Los votantes catalanes han castigado la parálisis a la que Mas ha conducido a la Generalitat. Tres meses después de las elecciones autonómicas del 27S, no ha conseguido ser reelegido presidente de la Generalitat, pese a las cesiones que ha realizado para que la CUP apoye el proceso de secesión. Entre ellas, la declaración institucional del Parlament que anunciaba la «desconexión» con España y la voluntad de desobedecer las resoluciones del Tribunal Constitucional.
En los comicios de este domingo, la candidatura convergente Democracia y Libertad encabezada por el hombre de confianza de Mas, Francesc Homs, ha quedado relegada a la cuarta posición: ha obtenido el 15,09% de los votos en Cataluña, que se traducen en ocho escaños.
Un resultado que dinamita la legitimidad de Artur Mas para seguir pilotando el proyecto independentista. El partido más votado ha sido En Comú Podem, la marca de Podemos respaldada por la alcaldesa Ada Colau, que obtiene doce escaños y el 24,7% de los votos.
En segunda posición se sitúa ERC, que ha conseguido capitalizar una parte de los votos de la CUP, el partido antisistema que decidió no presentarse a las elecciones por considerar que las Cortes españolas son completamente ajenas a Cataluña. La lista de ERC obtiene 9 escaños, con el 15,9% de los sufragios.
La candidatura del PSC encabezada por la ex ministra Carmen Chacón se coloca en tercer lugar con 9 diputados y el 15,9% de los votos. Y a continuación Democracia y Libertad, la lista del partido de Artur Mas, con ocho escaños.
El quinto lugar ha correspondido a Ciudadanos, que saca cinco diputados (13% de los votos). Un revés para el partido de Albert Rivera, que hace tan solo tres meses se convirtió en el principal partido de la oposición del Parlament.
Cambio de alianzas en el Parlament
Y otro revolcón: en último lugar se sitúa la lista del PP encabezada por el ministro de Interior Jorge Fernández Díaz, que se queda con cinco escaños y el 11,3% por cierto de los votos.
Pese a la rotunda derrota del partido de Artur Mas, su equipo ha interpretado los comicios como un éxito arrollador del soberanismo: los convergentes se aferran al hecho de que Podemos, integrado en la coalición vencedora En Comú Podem, ha prometido convocar un referéndum sobre la independencia de Cataluña.
La CUP tiene previsto celebrar el próximo día 27 la asamblea en la que decidirá si finalmente respalda la investidura de Artur Mas como presidente de la Generalitat para seguir adelante con el desafío soberanista. El 9 de enero concluye el plazo para llevar a cabo la votación.
Pero los convergentes ven ahora al alcance de sus manos otra opción que evite dejar el «proceso» en manos de los antisistema de la CUP. Se trata de la posibilidad de que dos diputados autonómicos de Catalunya Sí que es Pot (la marca blanca de Podemos en el Parlament) se abstengan para facilitar la investidura de Mas. Algo que permitiría evitar la convocatoria de unas elecciones anticipadas en Cataluña, en las que se confirmaría el desplome de su partido.
Burlar el veto de la CUP
Pero el futuro del proyecto de independencia también depende de otro factor: si el socialista Pedro Sánchez intenta formar un pacto de Gobierno con Podemos, necesitaría además el apoyo de ERC o Democracia y Libertad. Ambos partidos condicionarían su apoyo a que Sánchez que comprometa a convocar el referéndum de independencia anunciado por Pablo Iglesias y a impulsar una reforma de la Constitución que abra la puerta a la independencia.
Si, por el contrario, Mariano Rajoy logra gobernar en minoría, con apoyos puntuales de Ciudadanos, el proceso de secesión habrá entrado definitivamente en vía muerta.
Hasta ahora, la CUP ha dejado clara su postura: no quiere a Mas como presidente de la Generalitat. Votó contra su investidura en dos ocasiones, y en la asamblea del pasado 29 de noviembre reiteró su rechazo, cuando 823 militantes de 1.254 (un 65,7%) optaron por mantener esa postura.
A Junts pel Sí y a la CUP sólo les une de verdad una idea: el independentismo. Pero los postulados revolucionarios y anticapitalistas de la CUP hacen inviable cualquier otro punto de encuentro con los convergentes de Mas.