El Gobierno se mete él solo en dos marrones con el escudo antiopas: Telefónica y Celsa
Ya tenemos el lío organizado. Arabia Saudí se ha colado de rondón en el capital de la empresa marca España por excelencia, Telefónica, y ha dejado el Gobierno el marrón de autorizar o no su intención de alcanzar el 10% del capital en virtud del fabuloso escudo antiopas que prolongó indefinidamente en julio. Pero no sólo se trata de Telefónica: también debe autorizar la toma de control de la siderúrgica Celsa por los acreedores tras recibir la autorización judicial para transformar la deuda en acciones.
En el caso de Telefónica, le va a aplicar una excepción a la norma general del escudo antiopas que establece que el Gobierno debe autorizar las compras por encima del 10%: que es proveedor de servicios de Defensa, con lo que el porcentaje baja al 5%. Hay quien dice que a petición de la propia operadora, pero el mercado es un hervidero de rumores. Lo que sí es seguro es que hay un gran temor a que los saudíes impongan una especie de «vigilante» que limite la libertad a Pallete, cosa que es de suponer que no le haga mucha gracia.
Y ya se ha liado en el Gobierno. La parte podemita reaccionó en contra desde el primer momento e incluso Ione Belarra asomó la patita comunista -cómo no- pidiendo que la SEPI compre otro 10% para contrarrestar a los árabes. Su sueño dorado de renacionalizar Telefónica, ya saben. La cosa escaló el viernes al máximo nivel cuando Yolanda Díaz le soltó a Nadia Calviño (de vicepresidenta a vicepresidenta) que «no puede consentir» la operación y que trabajará para impedirlo.
La parte socialista de momento mantiene la prudencia a la espera de que el amado líder se pronuncie. Y lo hará en la dirección que crea que más le conviene a él, como siempre. Aquí encontramos versiones contradictorias sobre si lo sabía o no antes de la campanada del martes por la noche. Si lo sabía, ¿por qué lo ha permitido y por qué se ha callado? Desde luego, podía haberlo sabido; es más, debería haberlo sabido: ¿Para qué queremos al CNI si no se entera de estas cosas?
El escudo antiopas
Pero volvamos al escudo antiopas, que tiene miga. Inicialmente, Pedro Sánchez lo estableció en 2020 con la excusa de que el batacazo bursátil provocado por la pandemia dejaba a muchas empresas estratégicas españolas «a tiro de opa» de compañías extranjeras. Por tanto, el Gobierno debía autorizarlo. Esto ya chirriaba desde el principio al poner al mismo nivel las empresas de la UE con las de fuera. ¿Y la libertad de movimiento de capitales? ¡Pero si hasta los futbolistas de la UE no ocupan plaza de extranjero!
Pero como en otros países, singularmente Francia, ningún extranjero puede comprarse nada que no le deje el Gobierno -y normalmente no le deja- sin necesidad de ninguna ley, pues no se lo podía negar a España.
La pandemia fue pasando y Sánchez prolongó un par de veces la vigencia del escudo. Hasta el mes de julio, cuando decidió tirar por la calle de enmedio y hacerlo indefinido (no hasta diciembre de 2024, como repiten algunos) ya sin ninguna referencia al covid… el mismo día que eliminó la obligatoriedad de las mascarillas en hospitales, para más inri.
¿Por qué? De nuevo, hay muchas teorías, pero una cobra especial fuerza. Dentro de los sectores que el Gobierno califica como «estratégicos» se incluyen los medios de comunicación, por increíble que parezca. La razón en su momento fue proteger a la hundida Prisa de las garras de la francesa Vivendi (de ideología de derechas) o de la italiana Mediaset. Y no iba a permitir que, en vísperas de unas elecciones, a alguna de estas empresas se le ocurriera dejarle sin su terminal mediática. Eso jamás.
Arabia sí o no
Pues esto le ha metido ahora en un jardín de los buenos. A ver qué hace ahora Pedro. Como es habitual en él, tendrá argumentos para hacer una cosa y su contraria. Si la autoriza, apelará al libre mercado, a la confianza que demuestra en Telefónica (ojo que Escrivá ya ha tirado una en esa dirección), a que España es un destino atractivo para la inversión, a que Arabia es un país amigo, etc. Si la veta usando el escudo antiopas, pues que Telefónica es una empresa estratégica, que no se puede dejar en manos extranjeras infraestructuras críticas, que afecta a la seguridad del Estado, que Arabia no es un país democrático… Apunten estos argumentos, se reirán cuando los oigan.
Arabia cuenta con la baza de los megacontratos con Navantia que están sin firmar, amén del mantenimiento del AVE a La Meca que han construido las empresas españolas. Aunque tampoco es que a Sánchez le preocupe en exceso el empleo en las deprimidas zonas donde están los astilleros. Y si finalmente se decide a autorizar la operación, Podemos tragará. como siempre.
Y lo de Celsa
Para complicar aún más las cosas, antes de lo de Telefónica llegó lo de Celsa. Sin extendernos demasiado, es una gran empresa siderúrgica catalana que estaba quebrada por no poder hacer frente a sus deudas. Los acreedores plantearon canjear la deuda por capital para salvarla, pero los fundadores, la familia Rubiralta, no aceptaban quedarse por debajo del 51% (pero tampoco pagaban la deuda ni inyectaban más capital). Esta semana, un juez de Barcelona ha aplicado el sentido común, cosa rara, y ha autorizado las pretensiones de los acreedores.
Pero rápidamente saltó el Ministerio de Industria a decir que, como estos acreedores son bancos y fondos extranjeros, hay que aplicar el escudo antiopas. Y los Rubiralta presionando para ello, claro; es su clavo ardiendo. El pequeño problema es que la siderurgia no aparece por ningún lado en la relación de sectores estratégicos del Decreto. Los fondos podrían recurrirlo. Aunque, en este caso, y con la sentencia judicial encima de la mesa, parece que no habrá problemas para aprobar la toma de control.