El juez da la razón a los acreedores de Celsa: la familia Rubiralta pierde la empresa
Como era previsible, el juzgado mercantil 2 de Barcelona ha dictado sentencia a favor de los acreedores de Celsa y en contra de sus todavía propietarios, la familia Rubiralta. De esta forma, los fondos que tienen la deuda de la siderúrgica la transformarán en acciones y se harán con el 100% de la compañía, y la familia fundadora perderá toda su participación.
En concreto, el juzgado ha acordado la homologación del Plan de reestructuración propuesto por los acreedores de Celsa. Este plan, ya homologado, prevé la capitalización de una parte importante de la deuda, de manera que los fondos de inversión de los acreedores pasen a ser accionistas de la compañía sustituyendo a los actuales propietarios.
En la sentencia, el magistrado Álvaro Lobato entiende que el citado plan de los acreedores «reúne todos los requisitos legales, dado que el importe de la deuda es muy superior al valor de la compañía y que, con la propuesta de los acreedores se asegura la viabilidad del Grupo Celsa». Y añade que, “en una moderna economía competitiva, el mercado es y debe ser el único árbitro de la supervivencia económica”.
La sentencia reconoce a los acreedores la facultad de poner en marcha el plan propuesto, que “es la única alternativa viable a medio plazo para la totalidad del Grupo Celsa”, y les advierte de que también “deben cumplir estrictamente sus compromisos, preservando e incrementando el valor de la compañía, manteniendo su integridad, conservando los puestos de trabajo, y ello sin alterar los centros estratégicos de decisión que tanta relevancia tienen para la economía en su conjunto”. Es decir, les obliga a mantener la sede en Cataluña.
Como ha venido informando OKDIARIO, los Rubiralta pretendían mantener el 51% del capital a pesar de que los acreedores, liderados por Deutsche Bank, tienen en sus manos 3.500 millones de deuda a la que la compañía no puede hacer frente, por lo que su patrimonio neto es negativo (en consecuencia, la empresa vale cero).
Para evitar llegar a los tribunales, los acreedores ofrecieron a los Rubiralta mantener un porcentaje del capital, en torno al 10%, y la gestión de la compañía, ya que estos fondos no tienen expertise para gestionar una empresa siderúrgica. Pero la familia lo rechazó confiando en una victoria judicial que no ha llegado. No obstante, es probable que los fondos intenten mantenerla dentro de la compañía de alguna manera.
La familia fundadora calificaba de «usureros» a los acreedores, puesto que compraron la deuda a los bancos con un descuento en torno al 80% de su valor. Los bancos la vendieron ante las elevadas probabilidades de un concurso de acreedores y para evitarse otro vía crucis como los de Pescanova, Duro Felguera o Abengoa.
Estas operaciones son normales, ya que estos fondos se dedican a ese negocio, conocido como distressed: compran deuda de empresas en dificultades con mucho descuento para limitar la pérdida potencial en caso de que acabe quebrando; y si se salva, tienen un potencial de ganancia muy elevado. De hecho, Goldman Sachs ya vendió su paquete en abril. Otros fondos presentes en Celsa son SVP, Cross Ocean, Anchorage, Golden Tree y Attestor, además del citado Deutsche Bank.