Sánchez e Iglesias darán un hachazo fiscal del 5% a las empresas españolas con filiales en el extranjero

Sánchez e Iglesias han pactado eliminar la exención a los dividendos y plusvalías de las multinacionales españolas

El Gobierno creará de esta forma un sistema de doble imposición

Pedro Sánchez y Pablo Iglesias
Pedro Sánchez y Pablo Iglesias firman el acuerdo sobre los Presupuestos para 2019. (Foto: EFE)
Carlos Cuesta

El pacto de Presupuestos urdido entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias alberga un duro golpe fiscal a las multinacionales españolas que salvaron a al país de la pasada crisis. Se trata de un castigo a los movimientos de dinero entre la matriz ubicada en España y las filiales en el extranjero: un hachazo fiscal basado en forzar a tributar por los envíos de dividendos entre las distintas empresas del grupo, y ello, pese a que las filiales hayan pagado ya impuestos en cada país donde estén implantadas.

El plan se ha englobado en las medidas que los socialistas y los podemitas consideran necesarias para evitar los supuestos abusos fiscales de las empresas. En ese apartado, han incrustado un punto destinado a las “Limitaciones a las exenciones dividendos/plusvalías”.
Y es allí donde señalan que “la normativa actual permite que las sociedades no tributen por los dividendos y plusvalías generadas por su participación en sociedades filiales, con el fin de eliminar la posible doble imposición que podría producirse. En estos momentos esos dividendos y plusvalías generados en el exterior no tributan (están exentos al 100%), lo que permite a estas empresas reducir de forma importante su base imponible, en relación al resultado contable obtenido”.

Sánchez e Iglesias olvidan explicar que ese mecanismo es el mismo con el que operan las empresas de la gran mayoría de economías competidoras de la española. Y es así, básicamente, porque en caso contrario, esas empresas estarían tributando dos veces: en su país de residencia fiscal y en España por la remisión de partidas de dividendos o plusvalías.

Sistema de doble imposición

“La medida consiste en reducir en un 5% la referida exención, en concepto de gastos no deducibles en el impuesto, de gestión de la participación que mantiene la matriz en la filial, como prevé y permite la Directiva matriz-filial”, señala el compromiso alcanzado entre los dos partidos de izquierdas.
El resultado será la creación de un castigo a la competitividad de unas empresas que operan en el mercado global y, por lo tanto, en plena competencia con empresas que no tendrán este coste fiscal.

Las empresas españolas con presencia en el exterior son, precisamente, las que permitieron iniciar la recuperación de las exportaciones tras la última crisis y, con ello, arrastrar a la economía tras su recuperación.

Hoy en día, nadie cuestiona que la reactivación de las exportaciones fue clave para la salida de la reciente crisis. De hecho, gracias a la diversificación de estas firmas, España consiguió salir de forma relativamente rápida pese a los enormes errores de política económica cometidos durante la crisis. Y es que estas compañías con presencia internacional captaron fondos y facturación en otras economías para relanzar la actividad en España.

El nuevo golpe fiscal a estas empresas -que se sumará a la creación del impuesto mínimo de la renta del 15% ó del 18%, a la invención de un impuesto a las transacciones financieras o a la subida de costes sociales y fiscales de parte de las plantillas- no ayudará a salir fuertes de la crisis en la próxima recaída. Y, por si eso fuera poco, se convertirá en un lamentable cartel de cara a captar más inversión exterior a España.

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