Puedes pisarlo sin querer en el campo, pero pocos saben que es una frágil especie protegida en Madrid
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Esta es una dañina especie invasora que se considera plaga en España
Este animal está amenazando a especies protegidas
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Salir a caminar por el campo puede ser uno de los mejores planes que se pueden hacer en la Comunidad de Madrid. Entre árboles, senderos y charcas escondidas, se respira un aire distinto que no se encuentra en la ciudad.
Pero muchas veces se nos olvida que, entre esa vegetación, también viven pequeñas especies que son igual de importantes de cuidar que los pájaros o las plantas. Una de ellas es un pequeño anfibio que muy poca gente sabría identificar, pero que cumple un papel crucial en el equilibrio del ecosistema.
Vive sobre todo en el Parque Regional del Sureste, en torno al Jarama, y también aparece en zonas protegidas como la ZEC y municipios como Villar del Olmo, un lugar clave para la conservación de especies como esta.
Esta es la especie protegida que pocos reconocen en Madrid
El nombre de esta especie protegida es Pelodytes punctatus (Daudin, 1802), conocido como sapillo moteado común. Es un anfibio pequeño, de unos 4 a 5 centímetros de longitud con una piel áspera, verdosa y cubierta de motas oscuras. Quien no se fije bien podría confundirlo con un sapo cualquiera, pero la realidad es que este diminuto anfibio es una de las especies más vulnerables de la región.
Le gusta vivir cerca del agua, pero no necesita grandes ríos ni lagos. Le basta una charca temporal, una cuneta con barro, un pozo olvidado o el remanso de un arroyo. Cuando encuentra uno de esos sitios, se queda.
Ahí se esconde, se alimenta de insectos, y cuando llega el momento, se reproduce. Las hembras ponen cordones de huevos adheridos a las plantas acuáticas, y si el agua dura lo suficiente, de ahí saldrán las larvas. El problema es que cada vez hay menos de esos lugares, y sin agua, no hay vida.
Por qué este sapo es una especie protegida
El sapillo moteado está incluido en el Catálogo Regional de Especies Amenazadas de la Comunidad de Madrid, con la categoría de vulnerable. La desaparición de charcas, el avance de la agricultura intensiva y la urbanización descontrolada han hecho que su presencia en la región sea cada vez más limitada.
Este anfibio vive en ambientes variados, puede estar en zonas boscosas, en campos abiertos o cerca de antiguos cultivos. Pero siempre necesita un punto de agua, por pequeño que sea.
En zonas como Villar del Olmo, aún encuentra las condiciones que necesita para sobrevivir. Un estudio del CSIC destacó la importancia de sus abrevaderos, pilones y charcas artificiales como refugios donde la especie puede reproducirse. Esos puntos de agua son lo único que mantiene con vida a varias poblaciones.
La Fuente del Quemado y las charcas del Pinar de la Pililla son dos enclaves donde se ha confirmado su reproducción. Ahí, bajo piedras o entre la vegetación acuática, la especie completa su ciclo vital. Esas pequeñas lagunas artificiales, lejos de ser inútiles, han demostrado ser fundamentales.
Por otro lado, el sapillo moteado cumple una función ecológica clave: se alimenta de insectos y contribuye a reducir la presencia de plagas. Conservar esta especie no requiere grandes esfuerzos, basta con no vaciar las lagunas cuando están llenas de larvas, evitar productos químicos, mantener accesos naturales y no introducir especies invasoras.