Quizá lo pises sin querer en el campo, pero es una especie endémica de Galicia en grave peligro de extinción

Salir a caminar por el campo es una experiencia llena de encanto. Andar rodeado de árboles, aves que revolotean y algún animal que se deje ver tiene su magia. Pero, debajo de nuestros pies, sin hacer ruido, también viven otros seres. Estos no vuelan ni corren, pero son fundamentales para el ecosistema.
Este es el caso de una pequeña especie endémica de Galicia: un caracol que mide apenas unos milímetros, que no llama la atención y que muy pocos saben identificar, pero que, lamentablemente, está en serio peligro de extinción.
Esta es la especie endémica en Galicia que está en peligro de extinción
El caracol de Quimper (Elona quimperiana) es uno de esos animales que pasan desapercibidos hasta que alguien se toma la molestia de mirar con atención. Su concha, fina, aplanada y algo traslúcida, suele tener un tono marrón claro con bandas casi blancas. De joven, incluso presenta unos «pelos» diminutos que luego pierde.
No se encuentra en ningún otro lugar del mundo fuera del noroeste de la península y algunos bosques atlánticos de las islas británicas.
En Galicia vive en zonas húmedas, siempre rodeado de hojas, musgo y sombra. No se encuentra en jardines ni en parques urbanos. Busca la humedad constante de los bosques caducifolios, con robles y hayas, helechos y ortigas. Aparece desde la costa hasta los 1600 metros de altitud, entre raíces, bajo piedras o cerca de cursos de agua. También se le ha visto en cuevas.
Es un caracol hermafrodita, pone los huevos en pequeños agujeros en la tierra y, cuando estos eclosionan, nacen crías ya completamente formadas. Se alimenta de hongos, setas y restos orgánicos del suelo.
Vive entre dos y tres años y, durante su vida, puede poner varias decenas de huevos. Suele pasar largos periodos en letargo cuando las condiciones no acompañan, ya sea por frío intenso o por calor excesivo. Depende de un entorno estable y húmedo para sobrevivir.
Por qué este caracol está en peligro de extinción
El principal problema del caracol de Quimper es que su hogar se está destruyendo. Las repoblaciones forestales con especies como el eucalipto y el pino han transformado de forma radical los bosques que necesita para vivir.
A eso se suman los incendios, el avance de la ganadería intensiva, y la fragmentación de los ecosistemas por la construcción de infraestructuras.
Estos cambios han reducido drásticamente las zonas en las que puede vivir. Y cuando las poblaciones quedan aisladas entre sí, se complica la reproducción, se reduce la variabilidad genética y la especie se vuelve más frágil.
Además, el cambio climático tampoco ayuda. El aumento de temperaturas extremas y la reducción de la humedad afectan directamente a su supervivencia. Con poblaciones pequeñas y dispersas, el margen de recuperación es muy limitado.
Esta es una especie que sólo puede sobrevivir si se protegen los pocos espacios naturales que aún conserva. Mirar con más cuidado al caminar puede ayudar a no seguir agravando una problemática que quizá no tenga retorno. Respetar su entorno es el primer paso.