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Parece una rana cualquiera, pero es una rarísima especie endémica de Baleares y se considera un fósil viviente

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Alytes muletensis. Imagen: Gobierno de las Islas Baleares.
  • Sofía Narváez
  • Periodista multimedia graduada en la Universidad Francisco de Vitoria, con un Máster en Multiplataforma por la Universidad Loyola. Editora en Lisa News con experiencia en CNN y ABC.

Hay animales que llaman la atención por su tamaño, por sus colores o por su comportamiento. Otros, en cambio, pasan más bien desapercibidos por lo discretos que son. Ese es el caso de una rana diminuta, endémica de Baleares, que estuvo a punto de desaparecer sin que casi nadie se enterase.

Sus colores no son brillantes ni exóticos. No es naranja, ni rosa, ni brilla en la oscuridad. Es más bien un tono verdoso, apagado, con manchas que tiran al beige y que se funden fácilmente con la roca húmeda y el musgo. Justo por eso, muchos ni se dan cuenta de que existe.

Esta es la especie endémica de Baleares que estuvo al borde de desaparecer

La rana ferreret (Alytes muletensis) vive sólo en Mallorca. No en toda la isla, sino en un rincón muy concreto: la Serra de Tramuntana. Habita en torrentes encajonados, barrancos estrechos y rincones tan inaccesibles que ni los depredadores más insistentes pueden llegar hasta él.

Este pequeño anfibio, de apenas cuatro centímetros, fue durante siglos invisible para la ciencia. Pero no para los payeses, que ya conocían su canto metálico, que se parece al golpeteo de un herrero.

Aunque su existencia se intuía desde hace tiempo, los investigadores no lo identificaron formalmente hasta finales de los años 70, tras el hallazgo de restos fósiles en unas cuevas. En aquel momento, la especie se consideraba extinguida. Pero en 1980 encontraron ejemplares vivos.

Dónde se encuentra el ferreret, la rana endémica de Baleares

El sapillo balear vive pegado al agua. Es nocturno y muy escurridizo. Durante el día se esconde entre grietas, bajo las piedras, o dentro de resquicios donde apenas cabe un dedo. Al caer la noche, sale en busca de insectos.

Sus extremidades largas le permiten trepar con agilidad por paredes húmedas y rocas resbaladizas. Su cuerpo es fino, estilizado. La cabeza, un poco más grande de lo normal. Los ojos, redondos y grandes, adaptados a la oscuridad. Este es un animal diseñado para moverse en la penumbra.

En lo reproductivo, el ferreret se comporta de forma poco común. La hembra pone los huevos fuera del agua y el macho los recoge con las patas traseras. Se los lleva encima durante días, manteniéndolos húmedos, hasta que llega el momento de soltarlos en un charco para que nazcan los renacuajos. En cada puesta pueden salir entre 7 y 35 crías.

¿Por qué esta rana balear estuvo a punto de desaparecer?

Si bien este es un sapo que ha sobrevivido contra todo pronóstico, lo cierto es que no lo ha tenido fácil. La introducción de depredadores foráneos, la construcción de embalses y una enfermedad causada por un hongo le han puesto las cosas más difíciles que nunca.

Entre los animales que más lo amenazan están la culebra viperina y la rana común, que compiten por el espacio y, en muchos casos, se alimentan de sus renacuajos.

Ahora, gracias a proyectos de conservación, su población se ha estabilizado. Pero sigue bajo protección estricta. Está incluido en el Catálogo Español de Especies Amenazadas, y su hábitat continúa vigilado.

Reconocerlo no es sencillo. No llama la atención y fácilmente se puede confundir con un sapo común. Pero ahí está, escondido entre las piedras de Mallorca, aguantando como puede.

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