Especie invasora

Esta es una de las peores especies invasoras que hay en España: fulmina árboles y sigue en expansión

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Paysandisia archon. Imagen: Didier Descouens.
  • Sofía Narváez
  • Periodista multimedia graduada en la Universidad Francisco de Vitoria, con un Máster en Multiplataforma por la Universidad Loyola. Editora en Lisa News con experiencia en CNN y ABC.

Las especies invasoras no tienen tamaño ni apariencia fija. Hay algunas enormes, pero otras son tan pequeñas que nadie pensaría que son un problema.

Este es el caso de una oruga, pequeña, que aparentemente sólo se dedica a esconderse entre las plantas. Pero la realidad es muy distinta. Ya está presente en Canarias y su efecto sobre las palmeras autóctonas es devastador. Lo peor es que resulta muy difícil de controlar. Y mientras tanto, sigue expandiéndose por todo el país.

Esta es la especie invasora que fulmina palmeras y se expande sin freno

El nombre de esta amenaza silenciosa es oruga perforadora o barrenadora de palmeras. Su nombre científico es Paysandisia archon. Viene del otro lado del Atlántico: se originó en Sudamérica, concretamente en el norte de Argentina, Uruguay, sur de Brasil y Paraguay. En su entorno natural no causa problemas porque su población es más limitada y las especies de palmeras con las que convive están más adaptadas a su presencia.

El problema comenzó cuando, entre los años 80 y 90, llegaron a Europa las primeras palmeras infestadas. Primero se detectaron ejemplares contaminados en Gerona y poco después en la costa azul francesa. Hoy se encuentra en Cataluña, Comunidad Valenciana, Andalucía, Murcia, Madrid, Baleares y Canarias. Su expansión sigue el mismo patrón: una palmera infectada basta para poner en peligro a todas las que la rodean.

En las zonas afectadas se ha convertido en un verdadero problema. Su aspecto no da pistas, la mariposa adulta es llamativa, con alas de tonos naranjas, negros y blancos. Pero lo letal está en su fase larvaria.

¿Cómo es esta oruga invasora y por qué es tan difícil de erradicar?

Las larvas de la Paysandisia archon tienen predilección por especies como el palmito (Chamaerops humilis) y la palmera canaria (Phoenix canariensis). Ambas son parte del paisaje mediterráneo y del ecosistema insular canario.

Las orugas, blanquecinas y alargadas, se introducen en el tronco de las palmeras y permanecen ocultas durante meses, excavando túneles de más de un metro mientras se alimentan del interior de la planta. Sólo cuando empiezan a aparecer señales como hojas secas, agujeros, serrín o deformaciones en la copa, se detecta su presencia. Para entonces, muchas veces el daño ya es irreversible y la palmera no se puede recuperar.

En ciudades como Elche, Orihuela o Alicante, donde los palmerales forman parte del paisaje histórico, las pérdidas han sido importantes. No sólo por el valor ecológico, también por el impacto económico que supone para el turismo y la jardinería ornamental.

¿Cuál es la amenaza real de esta oruga y qué se propone para frenarla?

Esta oruga no afecta sólo a unas cuantas palmeras, sino que afecta a todo un ecosistema. El daño directo sobre las especies autóctonas es evidente, pero también hay consecuencias económicas y culturales. Por eso fue incluida en 2013 en el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras.

Frenarla no es sencillo. Existen varias propuestas: reforzar los controles fitosanitarios, someter a cuarentena todas las palmeras importadas, eliminar sin demora los ejemplares infectados y usar enemigos naturales cuando sea posible. También se habla de campañas de información dirigidas a viveristas y responsables de parques y jardines.

No obstante, el control sigue siendo caro, complejo y en muchos casos ineficaz. Se requiere el uso de productos químicos agresivos y actuaciones constantes, lo que supone un problema.

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