Los padres de un detenido en Mojácar acusados en 1995 de comprar votos: él senador, ella en Correos
Al cercarlo la Justicia, el PSOE le procuró al padre un escaño en el Senado para estar aforado y forzar que el caso quedara en manos del Tribunal Supremo
La trama del PSOE de Mojácar compró por 500 € los votos de una familia al completo de cinco personas
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En la familia de Francisco Flores Torres, uno de los dos candidatos del PSOE detenidos en Mojácar (Almería) por comprar votos –él iba de número 2 de la lista–, la sombra del fraude electoral pasa de padres a hijos. Él, detenido esta semana por ese delito; su padre, Bartolomé Flores Flores, acusado de lo mismo en los años 90; y su madre, Ángeles Torres, vinculada por entonces por presunta complicidad activa y decisiva, según indican a OKDIARIO fuentes del entorno de un veterano socialista de Mojácar que recuerda lo ocurrido hace casi treinta años.
Los padres formaban un útil tándem para potenciales amaños en los votos por correo: Bartolomé Flores Flores era un influyente socialista con mando en plaza al que la imputación, para más inri, le facilitó convertirse en senador, porque el PSOE se encargó de hacerle hueco con rapidez en la Cámara Alta para, así, beneficiarlo de la especial condición procesal del aforado.
Los hechos se remontan a las elecciones municipales de 1995. Ya por entonces surgieron indicios graves de fraude, de maniobras para comprar votos en Mojácar. Alcanzó de lleno a padre y madre. Según las mismas fuentes, ella, Ángela Torres, era jefa de la oficina de Correos de Mojácar, una privilegiada posición para ayudar en eventuales amaños de votos por correspondencia. Él era un destacado miembro del PSOE municipal, fue alcalde y prosperó en negocios urbanísticos en paralelo a la política local.
El PSOE le dio escaño de aforado
Cuando se dispararon las sospechas de compra de votos en las municipales de 1995 y el caso se judicializó, el Partido Socialista acudió rápidamente en auxilio de Bartolomé Flores Flores. A ella, cuentan, el caso le costó el puesto que ocupaba en la oficina de Correos. Pero a su marido el PSOE lo colocó de número dos en la lista de Almería para el Senado en las elecciones generales de 1996. Los socialistas se hicieron con tres de los cuatro escaños en liza, así que Flores padre pasó a formar parte de la privilegiada lista de los políticos aforados.
Como senador que pasó a ser, su implicación en el caso por comprar votos en Mojácar ya no podía estar en manos de los juzgados ordinarios sino que quedaba en la esfera exclusiva del Tribunal Supremo, de magistrados tocados por el aliento de la política en sus nombramientos. Así se abrió la Causa Especial 1130/95 tramitada por la Sala Segunda del Tribunal Supremo, que, ante los indicios de ilícito penal contra Flores padre, procedió a pedir el suplicatorio del Senado. Es decir, esa suerte de plácet preceptivo para poder encausar a un aforado perteneciente a la Cámara Alta –igual que ocurre en el Congreso–.
El 21 de abril de 1997, la Comisión de Suplicatorios del Senado acordó proponer al Pleno de la Cámara que se concediera la autorización solicitada por la Sala Segunda del Supremo para poder seguir adelante con la causa contra Bartolomé Flores Flores. Pocos días después, el 6 de mayo de 1997, el Pleno del Senado tomaba el acuerdo en ese sentido.
Política y negocios
Cuentan quienes vivieron los vaivenes de aquellos años que la madre del número 2 de la lista del PSOE de Mojácar ahora detenido era clave en las maniobras de Flores para manosear procesos electorales. Y no sólo en este municipio sino también en la vecina localidad de Carboneras. Toda una saga en la que se mezclan favores, maniobras, sombras de ilícitos penales por fraude electoral, manejos administrativos, política y negocios.
Cuando fue alcalde el padre del ahora detenido, no llegó a agotar su segunda legislatura porque fue echado del cargo en una moción de censura que apoyó una edil del PSOE. En 1987 tomó el bastón de mando de alcalde Bartolomé Flores Flores. En las elecciones de 1991 lo revalidó, pero en 1994 lo perdió con esa moción de censura. Eso sí, no dejó su influyente posición en el partido mientras se centraba en sus negocios inmobiliarios.
Dos años después de haber perdido la alcaldía, Bartolomé Flores Flores pasó al Senado trufado con su suplicatorio ante el Supremo por indicios de fraude electoral, porque la clave estaba en que la saga familiar, con cargo municipal o sin él, quería que el PSOE siguiera mandando en Mojácar con su influencia directa. Y al tiempo llegó el hijo, cuya carrera política se ha visto ahora truncada por su implicación en la compra de votos del PSOE en esta localidad de la costa almeriense en la que el urbanismo y la hostelería, negocios ambos dos cultivados por los Flores, son sectores económicos estratégicos.