En la posguerra española las necesitaban para no morir de hambre: hoy en día sólo se venden en tiendas gourmet
En la posguerra, los productos básicos escaseaban. La carne, el huevo y la harina no se podían conseguir con facilidad. Se cocinaba con lo poco que quedaba en casa, y lo demás era puro ingenio. De ahí salieron un café sin café, una tortilla sin huevo y hasta un chocolate sin cacao.
Ingredientes que nadie esperaba en la cocina empezaron a usarse. Uno de ellos fue la achicoria, con numerosos beneficios, y otro, que hoy sólo se consigue en tiendas gourmet, es la algarroba.
Este es el ingrediente que se comía en la posguerra y que hoy sólo se consigue en las tiendas gourmet
La algarroba fue uno de los productos clave de aquellos años de escasez. Se usaba porque era barata, abundante y, sobre todo, estaba disponible. En las Islas Baleares y otras zonas donde crecía el algarrobo, era casi parte del día a día.
Se secaba, se molía, y con ella se preparaban dulces y un sucedáneo de chocolate. No era exactamente lo mismo, pero ayudaba a quitar el hambre. También se usaba para hacer tortas, papillas o como base de desayunos sencillos.
Según pasaban los años, la imagen de la algarroba fue cayendo. La gente la asociaba con la miseria y dejó de comerla. Pasó entonces a ser comida para animales o algo que simplemente se evitaba. Sin embargo, hoy en día vuelve como un ingrediente que no se consigue en el supermercado común, sino en las tiendas gourmet.
Cómo ha cambiado la algarroba desde la posguerra
Hoy en día, la algarroba es un ingrediente que se encuentra en forma de harina tostada, y no tiene cafeína, ni gluten, ni teobromina. Encaja bien con dietas sin azúcar, para celíacos o para quienes buscan evitar estimulantes.
Se usa como sustituto del cacao en postres, pero también para hacer cremas, galletas, tortitas o barritas energéticas. En forma de melaza, funciona como edulcorante. Y hay quien la mezcla directamente con leche o bebida vegetal para hacer una especie de «colacao» más ligero sin cacao.
También se puede incorporar a platos salados: espesa salsas, da cuerpo a los guisos y añade un sabor terroso.
La algarroba tiene un sabor dulce, con toques que recuerdan al caramelo y la miel. Se parece al chocolate en el color y en la textura, pero no tiene su amargor ni la cafeína. Aporta dulzor natural a bizcochos, batidos o galletas, sin necesidad de añadir tanto azúcar. Hay quien le nota un punto parecido a la canela.
¿Es bueno comer algarroba?
Lo que muchas personas desconocen es que este ingrediente, que se popularizó en la posguerra, tiene numerosos beneficios. Aporta fibra, vitaminas (A, B1, B3, D) y minerales como hierro, magnesio, fósforo o potasio. Regula el tránsito intestinal, ayuda a controlar el azúcar en sangre, no contiene gluten y tiene un efecto saciante. Además, es rico en antioxidantes.
Por todas esas razones, la algarroba ya no es el plan B que se usaba en la época de hambre, sino que hoy la gente la busca como una primera opción saludable que ayuda y aporta. Vale la pena hacer una receta, buscar un chocolate que la lleve y así probar un poco de su sabor.
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