Un presidente desparecido

Sánchez se ha ido 11 días al extranjero desde el ‘Tesisgate’ y no permite preguntas a la prensa

El presidente del Gobierno elude dar explicaciones y sólo publica algunos tuits

Pedro Sánchez
Pedro Sánchez volando en una imagen de archivo.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha elegido tirar de agenda oficial en el extranjero para evadirse del escándalo de su plagio, y limitar al máximo sus comparecencias ante los periodistas. Desde la exclusiva lanzada por OKDIARIO el pasado 12 de septiembre, ha pasado la mitad de esas tres semanas fuera de España. Y sin dar explicaciones sobre su tesis fake ni en los medios ni en el Congreso , y sin casi aceptar preguntas sobre los numerosos frentes que acechan su gestión.

Ese día la noticia de su ‘tesisgate’ convulsionaba el panorama político. Sánchez acudía al Pleno del Congreso de los Diputados para asistir a una sesión de control que marcará el futuro de su legislatura. Albert Rivera lanzaba el misil reclamándole aclarar las «dudas razonables sobre sus tesis». Sánchez no supo responder al golpe y salió a toda prisa a la conclusión del pleno. El presidente, visiblemente tocado, evitaba a la prensa.

Luego, tres recepciones en Moncloa y el Consejo de Ministros de cada viernes. La siguiente semana, en plena tormenta por su falsa tesis la abría con un acto propagandístico en la Casa de América en la que el presidente sólo pronunciaba un breve discurso y evitaba encontrarse con los medios. El miércoles repetía jugada en la sesión del Congreso huyendo de los periodistas antes de volar al extranjero. Iniciaba un viaje de dos días a Austria para participar en una cumbre de la Unión Europea.

El Jefe del Ejecutivo se disponía ya, tres días después, a poner aún más tierra de por medio con un viaje de siete días a Norteamérica. Un periplo en el que Sánchez sólo compareció dos veces ante la prensa: la primera en Canadá en rueda de prensa conjunta con Justin Trudeau.

Su última rueda de prensa: el 3 de agosto

Habría que esperar tres días, hasta el miércoles 26, para que el presidente del Gobierno interviniera en una segunda conversación con informadores en la residencia del embajador en Nueva York. La última sería un día después en un coloquio de la agencia Reuters, también en la ciudad de los rascacielos. Fue el único día en que  Sánchez debió responder a cuestiones sobre la actualidad española. Eso sí, desde el otro lado del océano.

Su última rueda de prensa en nuestro país fue el 3 de agosto, antes de las vacaciones. Y era la habitual que hacen al final de cada semestre los presidentes del Gobierno. En este caso, Sánchez lo es desde el pasado 2 de junio, cuando llegó a la Moncloa tras ganar la moción de censura a Mariano Rajoy.

En esta primera semana de octubre, Sánchez sí ha estado España, pero a salvo de las preguntas sobre la actualidad política. Ni siquiera el nuevo acelerón golpista en Cataluña ha hecho que el presidente dé la cara ante los medios. El lunes, jornada elegida por los separatistas para calentar las calles en el primer aniversario del referéndum ilegal, Sánchez tan sólo publicó dos tuits. El segundo, y con los violentos CDR cortando calles, carreteras y llamando a tomar el Parlament, Sánchez prefería hablar de un PSOE en «modo electoral».

Tuits y «respeto al autogobierno catalán»

Un día después, la amenaza de derribarle anunciada por Quim Torra si el Gobierno no accede al chantaje de un nuevo referéndum tampoco hizo que diese un paso al frente. El presidente volvía a usar Twitter, si bien en esta ocasión sí que hacía referencia a Cataluña pidiendo «no poner en riesgo la normalización política».

Sánchez ha concluido la semana sin nuevos viajes, pero también sin comparecencias. El miércoles recibía en Moncloa al presidente valenciano Ximo Puig,  el jueves al primer ministro de Finlandia y este viernes cerraba con una intervención en una cumbre de emprendedores en Madrid. Actos todos ellos sin rueda de prensa ni atender a los informadores. Eso sí, antes un último tuit en la noche del jueves pidiendo «superar el conflicto en Cataluña».

Comunicación vía Twitter, el nuevo plasma que parece haber escogido el actual presidente del Gobierno (que acusaba a su antecesor de usarlo para «parapetarse») como medio para evitar las preguntas de los periodistas.

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