La ministra de Igualdad, Irene Montero, defendía antes de entrar en el Gobierno de coalición con el PSOE que colocar a los «amigos» en puestos de responsabilidad «simplemente por el hecho de ser amigos» podrá ser legal, pero «no deja de ser corrupción».
Unas declaraciones que se vuelven ahora en su contra después de haber llenado el ministerio que dirige de amiguetes. Los últimos agraciados han sido la condenada por agredir a un policía Isa Serra, y los imputados por malversación Celia Mayer y Carlos Sánchez Mato.