La ciencia explica por qué las corbatas son malas para la salud

La ciencia explica por qué las corbatas son malas para la salud
La ciencia explica por qué las corbatas son malas para la salud

¿Te encantan las corbatas y te encuentras especialmente atractivo con ellas? Pues ten mucho cuidado, porque podría ser que no fueran tan buenas para tu salud como piensas. Veamos qué dice la ciencia al respecto.

La verdad es que el nuevo estudio llevado a cabo por un grupo de científicos y publicado en Neuroradiology podría dar un vuelco a lo que la moda entiende hoy como elegancia y formalidad. Sin duda, la corbata es símbolo de profesionalidad y cierto estatus social. Un complemento casi imprescindible de cualquier traje que los hombres usan para trabajar o para las fiestas, y que incluso son obligatorias en ciertos uniformes escolares.

De hecho, la corbata es un complemento de vestir tan célebre que hasta ciertos movimientos sociales como el punk o el mod las toma para sus modelos más transgresores o elegantes. Además, son símbolo personal de estilo y algo muy personal.

Sin embargo, según el nuevo estudio publicado, tras utilizar imágenes por resonancia magnética para analizar a personas que usan este complemento, se ha descubierto que podría influir en el flujo de la sangre que riega el cerebro, y que es básico para transportar los nutrientes y oxígeno a este órgano básico para la vida.

¿Por qué no deberías vestir corbatas… según la ciencia?

Para alcanzar estas conclusiones, el estudio usó a dos grupos de personas a las que sometieron a resonancia. Uno de ellos utilizaba corbata, el otro no.

En el grupo de usuarios con corbata, se realizaron varios análisis con este complemento más o menos suelto, bien atado y con el cuello de la camisa suelto. En el otro, nunca se utilizó la prenda de vestir.

El resultado fue sorprendente. Y es que el flujo de sangre al cerebro se reduce hasta en un 7,5% en aquellos participantes que llevaban la corbata bien atada. No obstante, en la que iba un poco suelta, este porcentaje bajaba hasta el 5,7%. Es más, en ciertas personas se observó hasta un 10% en la disminución del flujo sanguíneo.

Por su parte, en el grupo en que no se usaba corbata, el flujo era el normal, e incluso aumentaba entre las diversas pruebas.

Sin duda, esta es una primera prueba bastante básica. Sea como fuere, es interesante continuar con los análisis para determinar si de verdad esto puede ser un patrón o algo excepcional. Además, habría que saber con exactitud si de verdad es una afección generalizada, así como los problemas de salud de los participantes que podrían haber provocado la variabilidad de los datos, como participantes que fuman, beben, etc.

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