El rostro de Pedro Sánchez es el resumen gráfico del socialismo en 2025
En un rapto de desfachatez, Pedro Sánchez todavía se atreve a recitar el guion que asegura que el actual Gobierno socialista es el más limpio de la democracia española después del de Zapatero. No se trata de perderse en disquisiciones estériles sobre el nivel de podredumbre del socialismo español, pero a día de hoy hay 80 cargos del PSOE, familiares y amigos del presidente señalados por la corrupción.
Lo que no podrá negar Sánchez es que nunca la corrupción había llegado a las puertas de la Moncloa como ahora, con su esposa poli imputada por hacer negocios presuntamente ilícitos a la sombra de Presidencia del Gobierno y con su hermano procesado por, también presuntamente, aprovecharse de su condición de familiar del jefe del Ejecutivo. Y luego está el partido del que es secretario general, con dos ex secretarios de Organización acusados de pertenencia a organización criminal: uno, Ábalos, en la cárcel y el otro, Cerdán, recién salido de prisión.
Y por si fuera poco, con el PSOE bajo la lupa de la Audiencia Nacional y la sombra de una financiación ilegal que trata de disipar encargando una auditoría a beneficio del contratante -Ferraz- que provoca hilaridad. La auditoría que vale, Pedro Sánchez, es la de la UCO, que no se casa con nadie.
El balance del PSOE en 2025 se traduce en una palabra: descomposición. Y lo peor es que las hipótesis más razonables sobre lo que le deparará 2026 apuntan a que la mugre irá devorando los cimientos del partido del Gobierno, con Pedro Sánchez intentando desesperadamente desviar la atención.
Inútil ejercicio de supervivencia, porque el resumen gráfico del año que hoy termina se resume en el rostro del presidente del Gobierno. Sobran las palabras, porque la cara del jefe del Ejecutivo lo dice todo. Obsérvenla con detenimiento y saquen sus propias conclusiones. Lo que ven es la faz del socialismo español en su máximo estado de degradación.