Así es la Fiesta de las Bodas de Isabel de Segura en Teruel
Los amantes de Teruel son los protagonistas de estas románticas fiestas turolenses
La Fiesta de las Bodas de Isabel de Segura en Teruel son las más conocidas de la ciudad y unas de las más famosas y prestigiosas de toda la región aragonesa gracias a sus características y antigüedad. Estas fiestas se celebran este año desde el jueves 20 hasta el domingo 23 de febrero, siempre con la regla de que se celebran de jueves a domingo en el fin de semana siguiente al 14 de febrero.
¿Cómo son Las Bodas de Isabel de Segura en Teruel?
En estas fiestas se revive la historia de Diego de Marcilla e Isabel Segura, conocidos mundialmente como “Los Amantes de Teruel”. Miles de habitantes y visitantes se visten con prendas medievales para recrear el momento histórico en el que tuvo lugar esa bonita historia de amor, recreación que incluye la preparación de un mercadillo medieval y decoración en muchas de las calles de la ciudad.
Ambientado en el siglo XIII, Teruel recuerda esos hechos desde el año 1997, dedicándole un fin de semana completo a la leyenda de sus amantes y realizando así una de las fiestas más espectaculares y románticas de todo el país. Durante los cuatro días que duran las fiestas tienen lugar conciertos, exhibiciones, obras de teatro y muchas más actividades destinadas a público de todas las edades.
La historia de Los amantes de Teruel
En el año 1555, mientras se llevaban a cabo unas obras en la iglesia de San Pedro, los obreros descubrieron los cadáveres momificados de dos jóvenes, un hombre y una mujer, que según el documento que también estaba ahí eran Diego de Marcilla e Isabel de Segura, quienes murieron por amor tres siglos atrás.
Diego e Isabel vivían en la misma calle, crecieron juntos y se enamoraron, pero el padre de ella se opuso a su relación ya que esperaba un marido de mayor categoría para su hija. En el año 1212, Diego se marchó con las tropas y prometió volver siendo rico en cinco años, pero antes de ese tiempo lo dieron por muerto e Isabel, haciendo caso a su padre, se casó con un hombre rico, Pedro de Azagra.
La realidad es que Diego volvió antes de cumplirse los cinco años y al ver que su amada se había casado le pide un beso de despedida, pero ella se niega. Diego cayó muerto al instante, de la pena, y en su funeral ella le da el beso que le había negado y cayó muerta en ese instante, al tocar sus labios. Desde ese momento, sus restos reposan juntos como recordatorio de que el amor verdadero superó a la muerte y se convirtió en eterno.