El poder territorial

El PSOE exprimirá las 11 diputaciones que conserva para hacer contrapoder a los gobiernos del PP

El caso más claro será Extremadura: habrá gobierno del PP, pero los socialistas gobernarán los decisivos fondos de sus dos diputaciones provinciales

El PSOE logró en 2019 la Diputación de León con 32 censos bajo sospecha y un solo escaño de ventaja

El PP andaluz arrebata al PSOE las diputaciones de Córdoba, Huelva y Granada y retiene Málaga y Almería

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Roberto Pérez
  • Roberto Pérez
  • Periodista y licenciado en Ciencias Políticas. Especialista en sector público, economía política y presupuestaria, e instituciones político-administrativas. Trabajó para Agencia Efe y Cope, ejerció durante más de 20 años en ABC -etapa que incluyó el ejercicio temporal de la corresponsalía de Nueva York- y actualmente es subdirector de OKDIARIO.

El vuelco que ha dado el PP en autonomías y ayuntamientos se ha traducido también en un avance del centroderecha en las diputaciones provinciales. Pero este territorio político todavía se le resiste. Aunque el PP se ha impuesto en la mayor parte de las que estaban en liza en las elecciones del pasado domingo, el PSOE aún se mantiene con fuerza 11 de ellas, que exprimirá para hacer contrapoder a los gobiernos territoriales del PP, tanto frente a los ejecutivos autonómicos como frente a ayuntamientos dirigidos por los populares.

Un dirigente territorial del PSOE lo ha confirmado a OKDIARIO. «Ante el tremendo retroceso que hemos sufrido, las diputaciones provinciales en las que seguimos gobernando van a ser estratégicas para hacer política en varios frentes», afirma. Y se explica: «Por un lado, para poner en valor las siglas socialistas mediante las inversiones, subvenciones y el empleo que dependen de estas instituciones y, por otro lado, para hacer de agente de contención frente al PP», dice este cargo curtido en la política municipal del medio rural, esa en la que el PSOE sigue teniendo una fuerte implantación, pequeñas y medianas localidades de una buena parte de la España de interior en la que durante décadas ha sabido tejer redes de favores y clientelas.

Los comicios municipales sirven, cada cuatro años, como mecanismo de elección indirecta de las diputaciones provinciales. Los escaños de cada una de ellas se reparten entre las distintas formaciones que concurren a las municipales, en función del número de votos que obtienen en cada partido judicial.

El PP gana terreno provincial

La pugna ha sido considerable. El PP le ha ganado terreno en este ámbito de lo local que los socialistas consideran estratégico, conscientes de que gobernar una diputación es tener en la mano un amplio margen de maniobra electoralista: contentar a alcaldes, asociaciones, organizaciones diversas a golpe de subvención y, así, tejer redes clientelares que den su fruto cuando toca hacer candidaturas y votar. Además, mueven cientos de millones de euros en inversiones y transferencias directas para los municipios, y son un destacado escenario de colocación, de empleo público fijo o temporal: la sombra del enchufismo ha cundido como una tradición en las diputaciones provinciales con partidos de todo signo.

En definitiva, son una jugosa herramienta de poder que al PSOE se le está menguando. Pero aún resiste en una parte significativa de ellas. De las elecciones municipales del pasado domingo dependían la formación de 38 diputaciones provinciales. De ellas, 20 las ha ganado el PP –con mayoría absoluta o con un sencillo apoyo de otra fuerza–, 11 han sido retenidas por el PSOE, en otras tres se mantiene el pulso, con opciones para el PP, pero también para el PSOE –dependerá de los acuerdos bisagra–, y el resto están dominadas por marcas regionalistas o nacionalistas, en alguna de las cuales pueden tener opciones los socialistas como socios, caso de algunas diputaciones catalanas.

Las que conserva el PSOE

Las 11 que tiene garantizadas el PP manejan anualmente un presupuesto de unos 2.200 millones de euros en total. Se trata de las gallegas de La Coruña y Lugo, la castellanoleonesa de Soria, las dos extremeñas (Cáceres y Badajoz), las andaluzas de Sevilla y Jaén, las castellano-manchegas de Albacete, Cuenca y Guadalajara, y la aragonesa de Zaragoza.

En Aragón, el socialista Juan Antonio Sánchez Quero se va a convertir en el mayor cargo público que mantiene el PSOE en esta comunidad en la que ha barrido el centroderecha: los socialistas de Javier Lambán pierden el Gobierno aragonés, se quedan sin las diputaciones de Huesca y de Teruel, se derrumban en la provincia del sur y pierden su histórico feudo del norte. Así, la Diputación de Zaragoza se convertirá en el mayor agente institucional que el PSOE podrá manejar para seguir reivindicándose desde el poder territorial y tejer redes que le ayuden a resistir ante el imponente avance del PP de Jorge Azcón.

El singular caso extremeño

Extremadura es otro caso especialmente singular: el PP ha desbancado al PSOE del Gobierno regional, pero los socialistas conservan el poder en las dos diputaciones provinciales. Ahí podrán desplegar el contrapoder con la máxima fuerza. Ninguna otra comunidad repite un panorama así.

En la Comunidad Valenciana se da justo el caso contrario: La debacle de la izquierda ha desbancado al PSOE de las tres diputaciones provinciales, así que pierde este jugoso instrumento de control del poder territorial. El gobierno de la Generalitat valenciana no tendrá que vérselas con diputaciones fuera de su órbita.

En Castilla-La Mancha, el socialista Emiliano García-Page tendrá que vérselas a partir de ahora con diputaciones provinciales en manos del PP. Era un escenario con el que no tenía que lidiar hasta ahora, porque dominaba todas las diputaciones. A partir de ahora, las de Toledo y Ciudad Real serán presididas por el PP. Los socialistas, sin embargo, conservan las diputaciones de Albacete, Cuenca y Guadalajara.

En Galicia, el dominio autonómico del PP tiene que lidiar con un poder territorial en el que la izquierda sigue disfrutando de una posición significativa: en las elecciones municipales del pasado domingo resistió en las provincias de La Coruña y Lugo, en las que seguirá gobernando, mientras que el PP ha vencido en Pontevedra y se garantiza el gobierno de su diputación. Por su parte, la presidencia de la Diputación de Orense está en duda: el PP, sin mayoría absoluta, queda a expensas de pactar con la minoritaria Democracia Orensana.

En Andalucía, las elecciones del domingo han rematado el batacazo del socialismo autonómico también a nivel provincial. Sólo consigue gobernar en dos diputaciones, las de Sevilla y Jaén. En la de Cádiz el PP es primera fuerza, pero la llave la tienen los dos diputados del partido localista La Línea 100×100. Todas las demás diputaciones quedan en manos del PP: Huelva, Córdoba, Málaga, Granada y Almería. Y en todas ellas por mayoría absoluta, salvo en Granada, donde para la investidura le basta el apoyo del escaño que ha ganado Vox.

En Castilla y León, el mapa provincial también es un erial para el PSOE. La única diputación en la que tiene garantizado el gobierno es la de la despoblada Soria. En León ha ganado el PP con un escaño de ventaja sobre el PSOE, pero la llave del gobierno la tendrán los tres diputados de Unión del Pueblo Leonés, que serán los que decidirán si el poder se inclina a izquierda o derecha. Esta última legislatura han gobernado la Diputación de León los socialistas. En las diputaciones provinciales de Ávila, Burgos, Palencia, Salamanca, Segovia, Valladolid y Zamora se ha impuesto el PP, con mayorías absolutas.

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