Ayuso escenificó el cierre de filas con Casado «por su amistad de hace 17 años» con el líder del PP

Acostumbrada a la espontaneidad, Isabel Díaz Ayuso midió al milímetro su intervención de este sábado en la Convención nacional. Consciente de que cada palabra se escrutaría con lupa, la presidenta madrileña puso en pie el plenario con una defensa cerrada del liderazgo de Pablo Casado. Un cierre de filas absoluto para acallar las sordas polémicas que se escuchan desde hace semanas en cuanto a sus supuestas ambiciones políticas.

Fuentes conocedoras de la elaboración del discurso señalan que fue meditado, muy elaborado y sincero, pensando siempre en la amistad que, desde hace 17 años, une a ambos. «Siempre ha estado con él, desde hace muchos años, siempre apoyándole, no ha habido ningún cambio, nunca, sobre esto», zanjan en el entorno de la presidenta madrileña. Ambos han recorrido juntos mucho camino político. Primero, en Nuevas Generaciones y, más tarde, en el PP de Madrid. Después, siendo Casado candidato a las primarias, o ya como líder de la oposición.

Lo cierto es que la presencia de Díaz Ayuso había provocado una inaudita expectación. La presidenta madrileña llegó a Valencia casi recién aterrizada de su viaje a EEUU, donde ha mantenido una intensa agenda de reuniones para mostrar el atractivo internacional de Madrid. El viaje estaba cerrado desde hace meses, y Ayuso modificó incluso la agenda para poder llegar a tiempo a la mesa de barones que había programado Génova.

Ya en el cónclave, aprovechó su intervención para exhibir talante político. «Te quiero decir, Pablo, delante de tu mujer y de las personas que más te quieren, que tengo meridianamente claro dónde está mi sitio. Sé que mi sitio es Madrid. Mi proyecto es el tuyo», zanjó, visiblemente emocionada. El auditorio le respondió con los mayores aplausos de la jornada.

La sorpresa general no se compartió con la misma intensidad en Génova, donde, aseguran, la relación de amistad entre ambos ha permanecido intacta pese a todas las especulaciones. Ni hacía falta decirlo, afirman, porque los dos ya lo sabían. Pero Ayuso quiso zanjar ella misma, y de forma contundente, cualquier debate de liderazgos. El foco de este sábado era inigualable y, por ello, ante los militantes del PP, los barones y la organización territorial del partido, quiso poner voz sincera a su relación con Casado. En la cúpula popular no ocultan que uno de los grandes éxitos de la Convención ha sido mostrar la imagen de unidad en torno a Casado. Sin embargo, afirman también que el gesto de  Ayuso sirve más de cara a la galería que al propio partido, porque entre los dos «no había competencia alguna».

«Hace 16 años, Pablo Casado dio un paso al frente para presidir Nuevas Generaciones y confió en mí, y no dudé en estar con él. Y estuve ahí», comenzó Ayuso ante el atento plenario. Luego, en la portavocía del PP, prosiguió: «También estuve ahí». «Y después, estuve con él cuando se presentó a presidir el PP», fue recordando. «Y después me dio la mayor oportunidad de toda mi vida: presidir la Comunidad de Madrid, que es mi vida y es mi meta política», resolvió la madrileña.

«La vida va de elecciones, y aquí hay que elegir entre socialismo o progreso, entre socialismo o libertad… y entre Sánchez y Casado», proclamó poco después, levantando de nuevo al auditorio.

Fuentes de la dirección califican de «rotundo éxito» la convención, sin dar una importancia especial a la intervención de Ayuso. Insisten en que «cada presidente autonómico tiene que tener su personalidad» y que lo importante es que «se ha mostrado unidad en torno al proyecto del líder». Se ha demostrado «que el PP tiene peso nacional», un proyecto para poner rumbo a La Moncloa y «una sólida masa de militantes». «Esto hace tres años no se hubiese podido hacer», señalan, en alusión a que casi 10.000 personas llenarán este domingo la Plaza de Toros de Valencia para escuchar la alternativa de Casado al desgobierno de Pedro Sánchez.