¿Cómo confeccionar un packaging?
Aquello que vemos de un producto físico, antes de probarlo, es su aspecto externo. A la hora de determinar una primera compra, un aspecto clave es la impresión que nos causa el packaging que lo envuelve. Por ese motivo, se trata de un elemento esencial en términos de marketing que las compañías diseñan con gran atención.
¿Cuáles son las funciones del packaging?
Las principales funciones de todo packaging son las siguientes:
Conservar el producto en las condiciones adecuadas: determinados productos exigen ser conservados bajo unos parámetros específicos (temperatura, materiales…) para asegurar su calidad.
- Facilitar el transporte: el producto tiene que llegar en las mejores condiciones posibles desde su centro de producción hasta el punto de venta. Del mismo modo, debe de tener una forma tal que facilite al consumidor el consumo de la forma más sencilla posible.
- Atraer la atención del consumidor: como se ha comentado, puede ser determinante en la elección de compra de acuerdo a la imagen o emoción que nos genere.
¿Cómo confeccionar un buen packaging?
Según el producto a ofrecer, la empresa optará por un tipo de packaging u otro. En general, las indicaciones a seguir son los siguientes:
- Manejabilidad: su forma debe de permitir al cliente poder utilizarlo sin necesidad de realizar muchos esfuerzos. Un ejemplo lo encontramos con las botellas de agua más pequeñas. Para facilitar que los deportistas las llevaran, se diseñó un tapón mucho más estrecho y se moldeó la forma del cuerpo para cogerlas.
- Solidez: para transmitir seguridad hacia el cliente y conservar las propiedades del producto, debe de producirse un packaging sólido que impida posibles fugas.
- Adaptación al tamaño demandado: un mismo producto puede presentarse en tamaños distintos de acuerdo con las exigencias del público objetivo. Si seguimos con el caso de las botellas de agua, encontramos grandes tamaños familiares y, a la vez, otros de muy pequeños para poder llevar encima e ir bebiendo durante el día.
- Claridad: el cliente, solamente con una primera percepción del packaging, debe de conocer qué es lo que se vende y sus principales rasgos. Hay que tener en cuenta que, en un lineal, coexisten a la vez muchos productos distintos de diferentes marcas. Por lo tanto, hay que encontrar elementos diferenciadores que llamen la atención.
- Estilo adaptado a las preferencias de los clientes: cada producto va dirigido a un público específico con unas necesidades y preferencias concretas. Por lo tanto, habrá quienes prefieran un estilo más sobrio y pausado, mientras que otros más llamativo y coloreado.
- Etiquetaje completo: desde un punto de vista legal, se exige a las empresas que desgranen de forma detallada todos los elementos que lleva el producto y en qué proporción.