Telecomunicaciones

Cellnex aprovecha su caída en Bolsa y compra acciones propias para preparar la operación de Hutchison

Tobías Martínez, consejero delegado de Cellnex.
Tobías Martínez, consejero delegado de Cellnex.

En las últimas semanas, el operador de infraestructuras de telecomunicaciones Cellnex ha invertido 280 millones de euros en la compra de títulos propios en previsión del posible cierre de la adquisición de 6.000 torres de Hutchison en Reino Unido, cuyo pago en parte es en acciones, aprovechando «la buena oportunidad de generar autocartera» tras la caída del valor desde principios de año, según informaron fuentes del sector. La operación la está revisando en estos momentos la autoridad de competencia del país, la CMA, al considerar que puede afectar a la competencia y comportar un incremento de precios, y su decisión se espera para el 7 de marzo.

La empresa española ya contaba en Reino Unido con 8.000 emplazamientos, por lo que su cifra total ascendería a 14.000, lo que suscitó el temor regulatorio a que Cellnex acumulara demasiado poder en ese mercado. Para salvar ese obstáculo, el operador le planteó a la autoridad de la competencia una primera propuesta por la que estaba dispuesto a desinvertir entre 900 y 1.100 torres, un número que Cellnex subió a 1.300 para mostrar su «flexibilidad» para adaptarse al tipo de condiciones incluidas en un documento redactado por el organismo sin las cuales la operación no podía avanzar, explicaron las fuentes.

Esa transacción se enmarcaba dentro del acuerdo alcanzado por Cellnex y Hutchison en noviembre de 2020 en seis países para integrar 25.000 torres. Hasta el pasado verano, ya se había cerrado la operación con la aprobación de los respectivos reguladores en IrlandaAustriaSueciaDinamarca e Italia. No obstante, en este último país, las autoridades fueron algo más rigurosas y exigieron facilitar el acceso a sus torres a terceros en localidades de menos de 35.000 habitantes para que la empresa española pudiese incorporar 9.100 nuevos emplazamientos de telecomunicaciones a su cartera de activos.

Sin embargo, Reino Unido era el último escollo para completar el macroacuerdo con Hutchison, dado que, tras la adquisición de la división de telecomunicaciones de Arqiva, ya había alcanzado una importante masa crítica en el país. La CMA veía riesgo de que CTIL, la sociedad conjunta de Vodafone y Telefónica para compartir redes, y la empresa conjunta MBNL de CK Hutchison y BT -en la que Cellnex está comprando las torres que pertenecen al conglomerado con sede en Hong Kong- formaran un duopolio con el 90% del mercado. Por ello, es partidario de que haya una tercera compañía de infraestructuras que participe en este negocio y, para tal fin, pidió concesiones a Cellnex, que pasan por la venta de las torres.

Las recompras de acciones superan el 1% del capital

En ese contexto, Cellnex, que ya lanzó un programa de recompra de acciones el año pasado, ha venido comprando acciones propias desde principios de 2022 para prepararse por si finalmente tiene luz verde para completar la transacción. El arranque del año en Bolsa fue flojo precisamente por las reservas del regulador británico a la operación con Hutchison, pero, ironías del destino, propició un precio más bajo para recomprar títulos hasta llegar al 1,012% del capital. El valor de la acción de Cellnex se ha desinflado cerca del 24% desde el inicio del ejercicio, hasta los 38,32 euros, pero los analistas mantienen de media un precio objetivo de 65 euros, lo que muestra su confianza en la compañía.

Las dudas sobre el cierre de esta compra en Reino Unido no es una situación nueva para la compañía española.  Cuando Cellnex adquirió el año pasado la operadora francesa Hivory, haciéndose con 10.500 torres, la autoridad de la competencia francesa solicitó que se vendieran emplazamientos, ya que el operador de infraestructuras español había pasado a acumular 27.000 torres en el país vecino, sumando las compras de Bouygues Telecom e Iliad. Actualmente, Cellnex negocia con Phoenix Towers y otros operadores europeos la venta de 3.200 emplazamientos por los remedies o requisitos impuestos por el regulador francés asociados a esa operación para proteger la competencia, indicaron fuentes del mercado.

Sin embargo, la CMA británica se ha inclinado por una línea más dura desde el Brexit en este tipo de operaciones tras recuperar la soberanía en decisiones sobre transacciones que antes correspondían a Bruselas. Lo que cae en su mesa es objeto de una revisión más exhaustiva de la situación de mercado que se crearía por la compra y algunas operaciones se están bloqueando. Desde la salida de Reino Unido de la Unión Europea, el regulador de ese país ha denegado el 70% de operaciones en la segunda fase de investigación, que incurre en un mayor detalle de las consecuencias de las integraciones empresariales para los negocios.

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