Hablemos Rápido

García-Hoz: «Tener libros decorativos es como conocer a un chico muy guapo y que esté vacío por dentro»

García-Hoz abandonó las Matemáticas para hacerse interiorista. Hoy colabora en Casa Decor, es un usual de las revistas de arquitectura y diseño, y hace piezas de cerámica con el Centro Cerámico de Talavera de la Reina, en Toledo.

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Guille García Hoz
Guille García-Hoz. @Cortesía
María Villardón

Matemático, interiorista, ceramista. Este madrileño es todo esto, pero a Guille García-Hoz lo que le hace muy muy feliz es hacer cerámica, trabajar con artesanos y ayudar a que su trabajo se conozca. Natural, divertido, detallista y con un Instagram activísimo donde conocer a sus perros, ver sus días de barro y ver sus proyectos de decoración. «Una casa debe tener muy buena iluminación y libros, a mí me choca cuando no los hay. Aunque los venden de mentira, sólo para decorar; pero eso para mí es como conocer a un chico muy guapo y que esté vacío por dentro», expone.

Estudió Matemáticas, hacía análisis de datos en una cadena de supermercados para ver qué se llevaban los clientes y que se podían llevar de más. Pero, pensó que ahí no hacía nada. Borró los excells y pegó la vuelta. «El fin último de las cosas no puede ser forrarse y ya está. Aunque estés forrado te vas a morir igual», explica.

Este empresario-ceramista-interiorista muy conocido en el sector, participa en Casa Decor y es un usual en las revistas de interiorismo y diseño. Diseña cabezas del venao Gerardo de porcelana o jarrones con orejas que hacen, en su mayoría, artesanos de la cerámica de Talavera de la Reina (Toledo), declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO en 2019. También trabaja con artesanos de Mallorca, Puente del Arzobispo o Villanueva de la Vera (Extremadura).

A mí me gusta mucho la gente de los pueblos. 

Claro que sí, a mí también. He conocido a personas que viven en los pueblos que hacen cosas estupendas y que arriesgan un montón, que no hay que estar sólo en Madrid. No sé, vinos nuevos, salsas que comercializan y que hacen con recetas de su familia, mieles, etc.

El otro día estuve en el Pimentón Fest, organizado por Los Confites Organic Farm, y encontré unos proyectos buenísimos, lo que pasa es que quizá no están bien comunicados. Yo en Candeleda, donde tenemos una casita, hacía el Día del Otoño y encontraba a gente que no ves en el día a día y que tiene unas ideas brutales, pero no las dan a conocer.

Quizá creen que su proyecto, su restaurante, su miel o lo que sea no son merecedores de ser contados. Es decir, lo mismo piensan: Pero, ¿cómo voy a contar yo esto si es mi normalidad?

Sí, sí. El otro día estuvimos comiendo en un sitio con una comida casera muy rica y con unas vistas muy buenas de los Montes de Toledo, pero estaba vacío. Le pregunté al señor si tenía Instagram, porque quería etiquetar el sitio con las vistas y las fotos que había hecho. Y me dice: ‘No, no. Que tampoco quiero que se me llene esto’. ¡¡Pero, si está vacío!!, pensé. No entendí nada, la verdad. Pensé que quizá era yo quien lo estaba haciendo mal y que debía quedarme con el secreto de este sitio.

No digo que Instagram te convierta el espacio en Hollywood, pero sí que creo que es una buena herramienta y veo que en muchos pueblos preciosos con planes y mil cosas que contar, están poco digitalizados. Eso sí, reconozco que como red social humana y vecinal es mucho más fuerte que en las ciudades, y hay mucha menos soledad. Pero para los negocios, necesitas de las redes y la digitalización.

En Candeleda, pueblo al que vas todos los fines de semana, ¿te ven como el moderno que hace jarrones con orejas o te entiendes bien con la gente de allí?

Ah, muy bien, muy bien. En Candeleda hay mucha paz mental y dejo de decir planning, follow up y no sé cuántas cosas más. Es que, de verdad, ¿no podemos decir todo en palabras en español? Es que toda esa tontería en la que estamos metidos en las ciudades, en los pueblos no existe. No quieres posturear, quieres darte un paseo y relacionarte con la gente.

De todos modos, tengo un amigo en Candeleda que me dice que en el pueblo también hay tontería, lo que pasa es que yo no la noto. Y me digo: con no notarla ya me va bien.

 La artesanía, ¿qué significa para ti y tu negocio?

Para mí es algo que nos pertenece. Una actividad que tiene unos tiempos más lentos que otras formas de producir, y eso es algo con lo que me quiero relacionar. Te da la paciencia de hacer algo con las manos, es algo que te asienta y te centra. Estamos en un mood… ¡Ay! ¿Ves? Esto no lo diría en Candeleda…

(Reímos)

Huy, a mí tampoco me lo digas, eh.

Quiero decir que la artesanía te permite trabajar con atención plena. No es lo mismo tomar un café en una taza artesana que una hecha de forma industrial.

Da placer lo de la taza hecha de forma manual, ¿no? No sé, lo mismo es de imbécil esto que te digo, pero a mí me importa que mi alrededor esté bonito.

Sí, da placer visual. Las cosas tienen que ser útiles, pero también tienen que ser bonitas. Una de las partes más reseñables de lo hecho a mano es que veas el trazo del artesano o la veta de la madera. No somos números, somos personas, por mucho que se empeñen en los algoritmos.

Necesitamos el contacto con los demás y ahora estamos inmersos en todo lo contrario, en la Inteligencia Artificial, el Big Data, máquinas que analizan si somos o no somos aptos para un trabajo; pero en la vida hay más cosas.

La paradoja de todo esto es que tú eres matemático y analizabas datos en una cadena de supermercados. Nada que ver. 

Pero, nada. No entendía que yo pudiera estar en ese espacio tan gris, sin colores. Y como no lo entendía, pues me fui de ese mundo. Trabajaba encerrado con pantallas, con celdillas de Excel e intentando averiguar cuánta gente había comprado pañales en el mes de enero, un triciclo o un pack de Coca-Colas. No le veía el sentido, no quería que mi vida fuera eso, sólo averiguar números para que alguien que ya ganaba mucho dinero, ganase más. Allí no se pensaba en la satisfacción del cliente, sino en que se llevaran un pack cada día más grande, incluso lo que no podían almacenar.

Estaba harto de integrales, necesitaba trabajar con algo físico, tangible, que pudiera tocar. Trabajé haciendo escaparates, monté mi estudio y una tienda en la calle Pelayo, aunque no lo hice en buen momento, la verdad, era la crisis de 2008. Observé que lo que más se vendía era la cerámica, hablé con el Centro Cerámico de Talavera y, poco a poco, nos pusimos a hacer cosas juntos. Y resulta que ahora está de moda la cerámica.

Está de moda, incluso, aprender a hacerla.

Eso dice un profesor mío, creo que necesitamos algo que nos conecte…

¿… con la tierra?

Exacto. Eso y desconectar del teléfono. Estamos más hechos para trabajar el barro que para usar el móvil, así que salimos de clase de cerámica y parece que hemos visto a Dios, y lo único que hemos hecho ha sido usar las manos.

Los psicólogos recomiendan a las personas con problemas de ansiedad acudir a clases manuales: ya sea cerámica o macramé.

Ayuda a poner el foco en algo durante un buen rato. Y eso te calma y te salva.

Tus redes sociales reflejan a un tío divertido, de ahí que los diseños sean coloridos, locos, incluso. ¿Qué te divierte a ti muchísimo?

Hombre, la verdad es que soy bastante disfrutón. A mí lo que me gusta es tener a mis amigos en la mesa, recibir en casa, hacer deporte y cerámica. El otro día en una conversación en casa con amigos comentamos qué haríamos si nos toca la lotería, yo dije que la mitad del tiempo haría cerámica y la otra mucho deporte. Ahí es cuando pensé: coño, si ya lo hago. Qué lotería ni que loterío. Me va bien, viajo mucho por trabajo y trato con mucha gente.

¿A quién has conocido últimamente? Acabas de llegar de París.

Fui a una feria a buscar papeles, me gusta encontrar firmas pequeñas especiales que hacen las cosas muy bien y que no se vendan en España, y así  conseguir que distribuyan conmigo.

Bueno, el caso es que conocí a una fundación holandesa que hace cerámica con diseñadores de súper nivel y el taller está formado por personas con capacidades diferentes. Lo producen y lo venden, y no sabes cómo mola el producto. Estas personas son muy metódicas, no se saltan un paso, así que lo que hacen es perfecto. Cosas chulísimas que quieres comprar y que también tienen un propósito.

Mira, María, tienes que tener un negocio que de dinero, que sé que el dinero también es importante, que no soy idiota; pero yo quiero que también haya un propósito detrás, el fin último de las cosas no puede ser forrarse y ya está. El fin último de las cosas puede ser o contribuir socialmente o que el dinero fluya en varias direcciones. Es que, aunque estés forrado te vas a morir igual.

¿Quieres que tu vida/trabajo vaya por ahí?

Pues sí. Lo que me gustaría es hacer lo que hago, pero también ayudar a los demás, a los artesanos y a las personas que hacen cosas muy bien, y que tengan un espacio en el mercado laboral y comercial. Estas personas de la fundación de Holanda, por ejemplo, tienen un trabajo gracias a la cerámica, un empleo de verdad por el que les pagan, que les da autonomía, y desarollando una actividad que tiene un grado de complicación que saben solventar perfectamente. Y esto no es altruismo, es poner a las personas en un lugar y remunerarlas por ello. Y eso es lo que quiero, que mi vida vaya por ahí.

Y cómo va la cosa, ¿lo consigues?

Estoy muy contento, creo que hacer cerámica, actualizarla y venderla es una forma de mantener viva la artesanía y hacer que sea un objeto de deseo, que se aprecie, que sea moderno y divertido. Pero quiero ir un poco más allá, aún no se cómo, lo que te puedo decir de momento es que seguiré trabajando con los artesanos y aprender de ellos.

¿De dónde son los artesanos con los que trabajas?

Son de la zona de la Vera, pero sobre todo del Centro Cerámico de Talavera de la Reina y de Puente del Arzobispo, en Toledo, y también en Mallorca con Lafiore para hacer cosas de vidrio. Pero, vamos, trabajo, sobre todo, en Castilla La Mancha.

¿Sabes quién hace mucha cerámica? José Luis Perales.

Claro, hace muy bien Perales. El pobre hombre, que decían que estaba muerto y estaba de viaje por ahí. Le entiendo, sobre todo él que ha sido tan conocido, imagino que querría llegar a su casa a hacer unos jarrones o lo que sea. La interacción con la gente está bien, pero estar con uno mismo, también. Te digo una cosa: creo que el nivel de felicidad de los artesanos es superior, no digo financiero; pero sí de satisfacción personal que una persona media que vive en Madrid no tiene.

Bueno, cada día más gente joven que hace cosas que se supone que son de viejos.

Sí, parece que tenemos la necesidad de volver al pasado. Mira estos chicos de We Are Knitters…

¿Los que venden kits para tejer tus propias cosas?

Esos, esos. Están teniendo mucho éxito y están llevan esta artesanía a todas partes.

Pero, no todo el mundo tiene la delicadeza de apreciar algo artesano. Ni está dispuesto a pagarlo, eso también.

Totalmente. Cuando yo tenía la tienda en la calle Pelayo, teníamos una calavera hecha en el Centro Cerámico de Talavera y una señora la vio, y me dijo que la había visto no sé dónde por mucho menos. A ver, le expliqué todo el proceso de fabricación y que no podía valor lo mismo que una cosa que viene de China. Lo que más cuesta de esa pieza de bazar, posiblemente, es el transporte.

¿Y ella qué te dijo?

Que la estaba llamando ignorante.

¡No!

¡Sí! Le dije: ‘No, no. Por Dios, pero quiero que entienda la razón por la que cuesta lo que cuesta’. Valoro la artesanía que se hace en España y veo, cuando salgo fuera, que marcas como Hermès o Loewe también lo hacen. Hace poco en Milán vi una cartera de Comme des Garçons que ponía que estaba hecha en Ubrique, y la compré, por supuesto.

Creo que el sector de la artesanía en España cada vez lo hace mejor y lo cuenta mejor. De un tiempo a esta parte, por ejemplo, Castilla La Mancha lo está haciendo súper bien y está invirtiendo mucho en contar su historia, poner en valor su artesanía y poner en contacto a artesanos con diseñadores. Ahí creo que hay un buen camino. Yo no soy de La Mancha, pero es como si lo fuera, me gusta mucho esa tierra.

En Castilla La Mancha casi todo es especial. Al menos así lo veo yo, gente recia y con un humor muy característico.

Yo estoy encantado con todos ellos. Tengo clientes de Toledo, en concreto, y trabajar con ellos es muy fácil. He trabajado para algunos famosos y con algunas fenomenal, pero con otros fatal.

¿Nombres?

Con Sergio Llull, por ejemplo, muy bien porque es un tío estupendo; con otros, que no te daré el nombre, fatal de fatal.

Bueno, ser famoso no te salva de ser idiota.

Claro, desde luego. También trabajo con gente trabajadora a la que le va bien y quiere hacer su propio proyecto de decoración y con ellos es fantástico trabajar porque dan mucho valor a las cosas porque se las han currado. Se curran su dinero y quieren cosas súper buenas que están dispuestos a pagar.

A mí lo que me encanta es que mi cliente chille de la emoción cuando el proyecto está terminado y que cuando se levante y tome café, sonría y se acuerde de mí con felicidad. Para mí eso es importante y no que compre un pack de 8 Coca-Colas. Poner a alguien la casa bonita hace que la vida sea un poco más feliz.

¿Qué no puede faltar en una casa?

Baño.

(Reímos)

¡Bueno, ya! Eso seguro, en la obra de mi casa estuve un mes sin inodoro y fue un drama. Sufrí una barbaridad, casi me mato. Me refiero a algo importante, aunque no tan indispensable.

A mí me choca mucho entrar en una casa y que no haya libros.

Ya sabes que no debes tener idilios ni amorosos ni sexuales con personas que no tienen libros en casa. Señal para salir corriendo.

Pero, ¡cuidado! Venden libros de mentira. Es como conocer a un chico muy guapo y que esté vacío por dentro.

A mí no me la cuelan, te lo digo ya.

(Reímos)

Cuando haces una casa donde va a vivir gente tiene que haber cosas, aunque sólo sea para alquilarla. No sé, una flor en un botijo, algo en la mesilla, unos libros, y sobre todo una buena iluminación. Esto es básico, junto con tener piezas de artesanía, cerámica, etc.

Yo la cerámica la divulgo mucho entre mis clientes, trabajo también para que otras personas tengan canales de venta mejores y vendan más. Una pagina web con tienda online es como una tienda física: tienes que barrerla, mantenerla, comprobar que todo funciona y hacer contenidos para los clientes vayan hasta ti, generando tráfico.

Hacer todo bien es muy complicado. No es fácil, por no decir imposible, que haya alguien que haga súper buena cerámica y que tenga unos canales de venta top, que comunique estupendamente y lleve las redes sociales de 10.

También hay que saber escribir al hacer la descripción, la web, etc. De repente, te das cuenta de que hay gente que no sabe escribir. No te hablo de faltas de ortografía, sino de contestar preguntas básicas como dónde, qué, cuándo.

¿Te harás rico?

Con el negocio de la cerámica no te forras, te da otras cosas.

¿Te consideras un poco loco?

No, me considero un tío con pasión. Es como el amor, no puedes estar con alguien sólo porque no huele demasiado mal; sino porque sientes pasión.

Hay quien se casa por dinero, otra forma de prostitución.

A ver, que es muy lícito, que cada uno haga lo que quiera, pero a mí no me sirve. No tendré barcos grandes, ya está.

@MaríaVillardón

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