Adiós al Retiro: el céntrico jardín secreto de Madrid con almendros en flor que parece casi japonés
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Si hay algo que pasa con la llegada del buen clima, es que apetece de repente salir a los parques: con el solecito, menos abrigos, un helado en mano y un buen paseo rodeado de naturaleza…. pero claro, no sólo te pasa a ti, sino a todo Madrid.
¿El resultado? Los parques se llenan de familias, parejas y personas que buscan desconectar, pero que acaban un poco incómodas al final. El Retiro es el parque más emblemático de Madrid, y no es para menos. Con 125 hectáreas, más de 15.000 árboles y 17 entradas, muchas de ellas monumentales, pero como nada es perfecto, lo visitan unas 50.000 personas al día (lo que anualmente se traduce en casi 18 millones de visitantes).
Eso no significa que no debas ir, pero si prefieres algo más tranquilo, Madrid tiene otros parques muy bonitos y con menos gente. Uno de ellos es un jardín secreto con almendros que casi nadie conoce, y está justo al lado de la Catedral de la Almudena.
Este es el jardín secreto que esconde Madrid
El jardín de Madrid que muy pocos conocen se llama Huerto de las Monjas, aunque también lo encontrarás como Jardín del Palacio O’Reilly. Es un rincón escondido en pleno centro de la ciudad, tan cerca de la Plaza Mayor y de la Catedral de la Almudena que cuesta creer que pueda pasar desapercibido. Pero lo hace, y justo por eso es especial.
Para llegar, hay que entrar por el número 7 de la calle Sacramento. Desde fuera no parece que haya nada, sólo un portal más. Pero al cruzarlo y atravesar un pequeño pasaje, aparece un jardín con almendros en flor, silencio y una atmósfera que parece sacada de otra ciudad.
Lo mejor de este lugar es que no necesitas irte a la Quinta de los Molinos para disfrutar del espectáculo de los almendros; aquí, en menos de 10 minutos caminando desde Sol, puedes vivir algo muy parecido… sin agobios ni multitudes.
Este espacio fue, durante siglos, el huerto del convento del Santísimo Sacramento, donde las monjas Bernardas cultivaban frutas y verduras. El convento fue demolido en 1972, pero el jardín sobrevivió y ahora es público, así que no tendrás que preparar tu billetera.
Un jardín sin ruido pero con muchas flores
El Huerto de las Monjas no es grande (apenas 1.100 metros cuadrados), pero tiene lo justo: caminos de piedra, bancos para sentarse, árboles frutales y una fuente del siglo XVIII traída de París. El agua cae sobre cuatro querubines de bronce que parecen cuidar del lugar. Da igual que vayas sólo o acompañado, lo vas a pasar bien y te vas a relajar.
Entre sus árboles hay cerezos japoneses, ciruelos rojos, paulonias y aligustres del Japón. En primavera, los almendros florecen en blanco y rosa, creando una imagen que cualquiera querría guardar para siempre. Y lo curioso es que sigue teniendo ese aire de recogimiento, de clausura, que se intuye que tuvo cuando era parte del convento.
No obstante, su acceso es limitado. La entrada por la calle Sacramento abre de lunes a viernes, de 07:00 a 17:30. También se puede entrar por la calle del Rollo, en un horario un poco más amplio: de 07:15 a 19:00. Los fines de semana permanece cerrado. Por otro lado, no está completamente adaptado, pero buena parte del recorrido puede hacerse con movilidad reducida.