El PSOE no puede coquetear ni un minuto más con la extrema izquierda

Podemos-Iglesias-26J
Pablo Iglesias, en una reciente imagen (Foto: Efe).

Tras las dos sesiones de investidura que hemos vivido esta semana, si algo ha quedado claro es que el Partido Socialista no debe ni puede perder un solo minuto más en tratar de alcanzar un pacto con la extrema izquierda que representa Podemos. La actitud de Pablo Iglesias tanto en el debate del pasado miércoles como durante este viernes ha resumido todo lo que se puede esperar de una formación que tiene impregnado de odio y veleidades tanto la teoría como la praxis de su actividad política. Resulta difícil de imaginar un Gobierno serio para España si Iglesias y su cuadrilla formaran parte de él. Más, si cabe, cuando su financiación proviene del régimen narcochavista de Venezuela y de la teocracia genocida de Irán.

En tan solo 48 horas han pasado de la agresividad de las “manos manchadas de cal”, y su actitud matonil contra Felipe González, a lanzarse a los brazos de Pedro Sánchez con un mensaje que oscila entre la pueril cursilería y el esperpento: “El amor se abre paso: Pedro sólo quedamos tú y yo”. Un partido histórico como el PSOE, de larga tradición socialdemócrata al modo del SPD de Alemania, el SAP sueco o el PS francés, no puede depender de un individuo como Pablo Iglesias, que se presenta en el Congreso de los Diputados, epicentro de nuestra Monarquía Parlamentaria, empeñado en convertir cada una de sus intervenciones en un show mitinero repleto de referencias guerracivilistas o chistes sexistas de mal gusto dependiendo del día.

España merece algo mejor que una formación que hace de su comportamiento una constante propagandística. Sobre todo cuando sus dirigentes son incapaces de condenar la existencia de presos políticos en Venezuela al tiempo que elevan a la categoría de héroe a un etarra como Arnaldo Otegi que ha estado encarcelado por pertenencia a banda armada. Como hemos defendido en OKDIARIO desde el pasado 21 de diciembre, lo ideal para el país sería un acuerdo de Estado entre las tres fuerzas constitucionalistas, tal y como ha reclamado Albert Rivera en sus brillantes intervenciones de esta semana. El presidente de Ciudadanos ha tratado de tender unos puentes necesarios entre PP y PSOE pero el enconado enfrentamiento que protagonizan Mariano Rajoy y Pedro Sánchez los han hecho imposibles.

Sería conveniente que la actitud de hombre de Estado que ha mostrado Rivera en sus intervenciones dentro de la Cámara Baja se contagiara tanto a Rajoy como a Sánchez. Las fuerzas moderadas deberían de dar ejemplo y alcanzar un acuerdo por el bien de España y de los españoles antes de que la situación de catalepsia que vive nuestra política se convierta en muerte clínica. Está en juego la viabilidad de la economía que más crece en toda la Unión Europea además de una recuperación que parecía despedir definitivamente a la crisis que nos ha subyugado durante la última década. Nuestro país necesita un nuevo Gobierno cuanto antes pero no a cualquier precio. Como hemos podido comprobar en la última semana, las fuerzas populistas no son el apoyo propicio para apuntalar un proyecto estable.

Lo último en Opinión

Últimas noticias