Fue la mayor estafa de la historia de la Lotería de Navidad (y lo peor es que se repitió 3 veces): Sevilla se paralizó
Todos los que jugamos a la Lotería de Navidad hemos tenido el temor de que nos toque el Gordo, pero quedarnos sin premio. Hay a personas que, por desgracia, les ha pasado exactamente eso.
Aprovechando la ilusión colectiva que genera la Lotería de Navidad, algunos estafadores han hecho negocio. Pero ningún caso fue más grave que el que ocurrió en Sevilla en 1951.
Hablamos del Caso Escámez, que movilizó al país y obligo a España a cambiar la normativa de la Lotería de Navidad. Lo peor de todo es que la estafa se repitió en otras dos ocasiones.
El origen de la gran estafa de la Lotería de Navidad, que movilizó a España
La España de los años 50 vivía una crisis profunda, y la Lotería de Navidad era para muchos la única luz en el horizonte. Ese fue el caldo de cultivo perfecto para que alguien se aprovechara.
Y ese alguien fue Miguel Escámez, lotero de las administraciones La Europa y Doña Francisquita (Sevilla), que puso en marcha un plan que parecía imposible que saliera mal.
Escámez seleccionó dos números, el 2703 y el 2704, y mandó imprimir participaciones falsas, en una cantidad muy superior a los décimos reales que tenía.
Las vendía a una peseta y se distribuyeron por toda España. Su cálculo era sencillo: ¿qué probabilidad había de que esos números salieran premiados? Prácticamente nula.
Pero lo que parecía un riesgo mínimo se convirtió en un desastre monumental. El 22 de diciembre de 1951 el Gordo cayó en el 2704, uno de los números de la estafa. Cada participación falsa, comprada por una peseta, pasó a valer 7.500 pesetas, una cantidad enorme para la época.
Escámez intentó pagar con los fondos obtenidos de la estafa, pero la avalancha de premiados lo hizo todo insostenible. Se calcula que vendió entre 60.000 y 120.000 participaciones. La policía intervino pocos días después, y el lotero terminó detenido.
Las consecuencias del ‘Caso Escámez’ para el sorteo del Gordo de la Navidad
El caso Escámez fue tan grave que su juicio se convirtió en un acontecimiento nacional. En 1956, el lotero fue condenado a 22 años de cárcel por falsedad y apropiación indebida. Sus colaboradores recibieron penas de entre ocho años y cuatro meses, según su implicación.
La estafa puso en evidencia lo fácil que era manipular el sistema de participaciones. Por ello, el Estado decidió prohibir que las administraciones de lotería vendieran participaciones, una medida que buscaba evitar que algo así pudiera repetirse.
El reparto del dinero real fue un proceso lento y frustrante: sólo pudieron entregarse las cantidades correspondientes a los pocos décimos auténticos y a los bienes embargados a Escámez. Las víctimas tardaron más de una década en recuperar una parte mínima de lo perdido.
Las otras grandes estafas de la historia de la Lotería de Navidad
A pesar del revuelo generado por el Caso Escámez, la historia volvió a repetirse. En 1957, Román Vázquez, en Logroño, vendió más del doble de participaciones del número 53.414 de las que tenía respaldadas.
El número resultó premiado con el Gordo y Vázquez fue condenado a nueve años de cárcel. Décadas más tarde, en 1986, el engaño regresó.
En el Hogar del Pensionista de Palencia, el encargado Jacinto Sánchez decidió vender participaciones del número 3.772 como si dispusiera de 48 décimos cuando sólo había comprado diez. Más de 1.150 millones de pesetas se esfumaron sin dejar rastro.