Nunca uses esta tarjeta para repostar en una gasolinera: la Guardia Civil alerta de esta estafa y nadie se libra
Una operación policial en Guadalajara destapa una estafa con tarjetas de carburantes
Ni se te ocurra enviar una foto de tu DNI: el serio aviso de la Guardia Civil a los españoles
La Guardia Civil devuelve 800.000 euros a un neerlandés al que habían estafado al comprar una casa en Palma

Repostar con una tarjeta de empresa, algo que muchos trabajadores hacen casi sin pensar, se ha convertido en la puerta de entrada para una estafa que ha dejado a varias compañías con importantes pérdidas. La Guardia Civil ha lanzado una seria advertencia tras desarticular una red que utilizaba tarjetas de carburante que habían sido robadas para repostar en distintas provincias. Lo más inquietante es que, en ambos casos, los responsables eran trabajadores de las propias empresas.
El primer aviso lo dio un gerente de transportes en Azuqueca de Henares, al ver que algo no cuadraba en sus cuentas. Sus tarjetas aparecían con cargos extraños. No eran pocos. La sorpresa llegó poco después cuando se confirmó que habían desaparecido dos tarjetas, utilizadas después por varios individuos en diferentes gasolineras del país. ¿El resultado? Una estafa que superó los 29.000 euros. Y no fue el único caso. A esa operación, conocida como Chacota, se suma otro fraude similar. Esta vez en Chinchón, donde un ex trabajador siguió usando los medios de pago de su antigua empresa tras haber sido despedido. En total, más de 21.000 euros defraudados. Las dos investigaciones terminaron el mismo día, con varias detenciones. Y ahora la Guardia Civil alerta: no cualquiera debería tener acceso a esas tarjetas para repostar o para otros gastos de empresa.
Nunca uses esta tarjeta para repostar: la Guardia Civil alerta de una estafa
Todo empezó en junio, cuando un empresario acudió al Puesto Principal de la Guardia Civil en Azuqueca. Había detectado movimientos sospechosos en las tarjetas de repostaje de su flota. Tras revisar el uso de esas tarjetas, se comprobó que habían sido utilizadas en estaciones de servicio donde, curiosamente, ninguno de sus vehículos estuvo presente. Algo no cuadraba.
La investigación llevó a los agentes hasta un empleado contratado de forma temporal. Según las pruebas, habría sustraído dos tarjetas de la empresa y las habría entregado a otras dos personas a cambio de dinero. A partir de ahí, empezaron a utilizarlas para llenar depósitos en gasolineras de varias provincias: Guadalajara, Madrid y Huesca. Todo con total tranquilidad, hasta que las cámaras de seguridad empezaron a atar cabos.
Gracias al visionado de las grabaciones y a un seguimiento detallado, la Guardia Civil logró identificar y detener a los tres implicados el lunes pasado, también en Azuqueca. Tenían entre 42 y 58 años, y eran de nacionalidades rumana, marroquí y española. Una vez arrestados, fueron puestos a disposición del juzgado de instrucción de Guadalajara, junto a las diligencias policiales.
Otro detenido: seguía repostando tras ser despedido
Ese mismo lunes, en el marco de otra investigación, fue arrestado un cuarto implicado. En este caso, se trataba de un hombre de 54 años que, tras ser despedido de una empresa de transportes, decidió no devolver los medios de pago que tenía asignados. Y no sólo eso. Durante semanas, siguió utilizándolos para hacer pagos en diferentes estaciones de servicio, especialmente en Madrid y Guadalajara, sin que nadie lo detectara de inmediato.
El responsable de la empresa se dio cuenta de los cargos irregulares y denunció los hechos ante la Guardia Civil de Chinchón. Tras varias gestiones, los agentes lograron localizar al responsable y proceder a su detención. El importe del fraude: más de 21.000 euros.
Ambos casos tienen un patrón común: el uso indebido de tarjetas corporativas de carburante sin control ni seguimiento adecuado. Y aunque las cantidades pueden variar, el riesgo es el mismo para cualquier empresa que no tenga un sistema riguroso de supervisión.
Consejo claro: controla quién tiene acceso a las tarjetas
Desde la Guardia Civil insisten en que casos como estos no son una excepción. Al contrario: son más comunes de lo que parece, especialmente en sectores como el transporte, donde las tarjetas para repostar se utilizan casi a diario y pasan por muchas manos. Cuando no hay un control claro sobre quién las usa y cómo, el riesgo de que acaben en malas manos es real. Por eso, las autoridades recomiendan a las empresas poner en marcha medidas de control: limitar el uso, activar alertas por consumo inusual y revisar los extractos con frecuencia para detectar cualquier anomalía cuanto antes.
Las dos investigaciones han acabado con cuatro personas detenidas, pero dejan sobre la mesa un tema que preocupa: ¿cuántas estafas similares podrían estar sucediendo ahora mismo sin que nadie se dé cuenta? A veces, basta una revisión a tiempo o una política interna más clara para evitar que un simple descuido acabe costando decenas de miles de euros.
Por ahora, los detenidos ya han pasado a disposición judicial. Y aunque la investigación está prácticamente cerrada, no se descarta que aparezcan nuevos implicados o más empresas afectadas. La estafa del repostaje, lejos de ser un caso aislado, podría repetirse en cualquier parte. De ahí la advertencia: revisar, controlar y limitar el acceso a estas tarjetas de empresa es clave.