Crisis en el fútbol español

La ruina de la Liga de Tebas: 4.173 millones de deuda y despiporre con el límite salarial

Se prevé que los clubes pierdan 733 millones sólo en esta temporada a causa del impacto del covid

En la temporada 2019-20 la deuda bruta se disparó hasta los 3.440 millones de euros

La Comisión de Control permitirá que en en el próximo curso 2021-22 los clubes vuelvan a exceder el límite salarial

tebas liga
Tebas quiebra la Liga.
Tomeu Maura

4.173 millones de euros. Ésta es la deuda que acumula el fútbol profesional español, el que depende de Javier Tebas y la Liga, al término de la temporada 2020-21. La patronal ha presentado un avance del resultado económico que se espera para el curso que acaba de terminar, y que arrojará unas pérdidas de 733 millones de euros después de que los ingresos hayan experimentado una caída cercana al 30%. Dado que en el ejercicio 2019-20 la deuda bruta se disparó hasta los 3.440 millones de euros, es fácil suponer la situación de ruina que asola a los 42 equipos que forman el fútbol profesional en España. Para paliar la falta de liquidez la Comisión de Control permitirá que durante este próximo año los clubes vuelvan a exceder el límite salarial, pero eso es pan para hoy y hambre para mañana porque, al final, habrá que pagar las facturas. Se acercan años duros para el fútbol español. Muy duros.

En la temporada 2018-19 el fútbol profesional español presentó unos beneficios de 77 millones de euros. Eran días de vino y rosas y el dinero fluía sin que nadie se preocupara de buscar una vía alternativa pese a que ya existían indicios de que, bajo la superficie, la realidad era aterradora, como denunció con acierto en su día Florentino Pérez, que fue el único en imaginar soluciones como la Superliga, encontrándose de inmediato con el rechazo total tanto de Tebas como de la UEFA, que a toda costa querían mantener su monopolio. Tebas pudo haber destinado esos 77 millones a paliar parte de la deuda global de los clubes imponiendo a cambio controles económicos más estrictos, pero no se hizo. ¿Para qué?

Medio año más tarde sobrevino el desastre. El 10 de marzo se jugó en Ipurúa el Eibar-Real Sociedad a puerta cerrada y dos días más tarde la Liga se suspendió a causa del Covid. Inicialmente por dos semanas, que se convertirían en tres meses y un día, hasta que la competición se reanudó en junio con el partido entre el Sevilla y el Betis. Sin público, sin muchos patrocinadores y con los estadios sellados salvo para jugadores, entrenadores y auxiliares, los clubes entraron en barrena. En la temporada 2019-2020 la deuda bruta de los 22 equipos profesionales de Primera y Segunda División creció un 32,3%, hasta llegar a 3.440 millones de euros, lo que supuso un aumento de 849 millones de euros sobre la deuda acumulada, que ya era de 2.591 millones de euros. En total la deuda neta de los clubes aumentó en la temporada 2019-20 en un 77,7%, según ha admitido el director general de LaLiga, José Guerra, en la presentación del Informe económico financiero 2019-2020.

Para paliar los efectos financieros de la pandemia la Comisión de Control de LaLiga permitió a los clubes superar el límite salarial, pero les impuso una condición draconiana: sólo podían destinar a fichajes el 25% del dinero que obtuvieran por traspasos o por liberar masa salarial. También se redujo el límite global a 2.224 millones de euros, 109 menos que los inicialmente previstos, y se espera que esta temporada se efectúe otro ajuste. En el curso 2021-22 se ampliarán las medidas que autorizaran a los clubes ir más allá del límite salarial que se les asigne, pero los desfases no les saldrán gratis: deberán ir amortizándolos paulatinamente en los siguientes ejercicios y sólo podrán seguir destinando una cuarta parte de sus ingresos por traspasos a fichajes, salvo casos en los que los jugadores afectados supongan más del 5% sobre la masa salarial global. Vamos a dos casos prácticos: si el Atlético traspasa a Saúl por 100 millones de euros puede invertir en fichajes 50 millones, que corresponden al 25% autorizado y a otro 25% porque los 7 millones netos de salario de Saúl suponen más del 5% del global de la plantilla. En cambio, si el Barcelona vende por ese mismo dinero a Ansu Fati sólo puede gastarse 25 millones, ya que el delantero tiene un sueldo mucho más contenido.

«Vamos a tardar tiempo en recuperarnos de las pérdidas de esta temporada», admitió Tebas en la presentación del informe financiero, en un acto en el que defendió con fuerza la «robustez» del fútbol español. «Nuestros ratios de endeudamiento son buenos y contamos con la confianza de los inversores», afirmó el director general José Guerra, que aseguró que LaLiga está preparada «para absorber el impacto económico derivado de la pandemia porque contamos con un patrimonio neto de 1.767 millones y un colchón de liquidez histórico». Sin embargo, más allá de manifestaciones triunfalistas, lo cierto es que la deuda crece sin parar y que el fútbol español no sólo está cada vez más lejos del inglés, sino que ya se le acercan peligrosamente otras competiciones como la italiana, la alemana y la francesa. Los números lo demuestran palpablemente: de 2014 a 2018 España tiranizó la Champions, con cinco campeones consecutivos y dos subcampeones. En los tres últimos años, en cambio, ni un solo club de LaLiga ha llegado a la final. El cambio de tendencia es evidente.

Florentino tiene razón

La realidad es aún más desgarradora: el impacto del coronavirus sobre LaLiga en media temporada 2019-20 y en toda la 2020-21 ha supuesto dejar de ingresar 2.000 millones de euros que se traducen en un resultado neto deficitario de más de 1.000. Se calcula que los traspasos caerán este verano en un 56%, dejando de moverse más de 350 millones de euros, y hay clubes como el FC Barcelona -al que Tebas acusa de haberse endeudado sólo en esta temporada en más de 700 millones de euros- que ya se han visto obligados a refinanciar su deuda mientras el global general no deja de crecer: son ya 4.173 millones de euros en números rojos. Florentino Pérez tenía razón: el fútbol español está quebrado, por mucho que Tebas trate de ocultarlo.

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