Exhibición del español en el Open de Australia (6-3, 6-2, 3-6, 6-3)

Nadal acaba con Berrettini y luchará por la historia en la final

Rafael Nadal superó a Matteo Berrettini en un partido extraordinario y en el que el español venció en cuatro sets (6-3, 6-2, 3-6, 6-3) con un juego que por momentos fue de exhibición. Nadal, en su mejor versión, espera a Medvedev o Tsitsipas en una final en la que aspira a convertirse en el mejor tenista de la historia

¿Cuándo juega Rafa Nadal la final del Open de Australia?

Nadal: "Me siento vivo de nuevo"

Rafa Nadal Open Australia
Nadal celebra la victoria. (Getty)
Nacho Atanes
  • Nacho Atanes
  • Redactor de deportes y canterano de OKDIARIO. Desde 2016 cubriendo la información de tenis. También baloncesto, fútbol, ciclismo y otros contenidos.

Rafael Nadal Parera luchará este domingo a partir de las 9:00 horas –en España– por ser el mejor tenista de todos los tiempos. Lo que parecía una utopía hace tan solo unas semanas, con el español de baja por una lesión crónica que amenazaba, incluso, con su retirada, se ha tornado en una remontada propia de un deportista de otro planeta que ya está en la final del Open de Australia. Su penúltima víctima, Matteo Berrettini, pagó contra el Nadal más completo en mucho tiempo, en una versión apabullante durante los dos primeros sets y puntual en el cuarto y definitivo, que permite soñar de cara a una final en la que sólo queda por conocer el rival de Rafa en la batalla de las batallas. Será Medvedev, el aspirante a número uno, o Tsitsipas, su último verdugo en Melbourne.

Fue el mejor partido (6-3, 6-2, 3-6, 6-3) de un Nadal que venía rondando el notable alto y rozando el sobresaliente, nota que ante Berrettini superó para hacerse con una matrícula de honor durante la primera hora y media de encuentro. Jugando a placer, sin importarle las condiciones, bajo techo por la lluvia que arreciaba en Melbourne, ni la intimidatoria trayectoria con la que llegaba su rival al partido, Rafa alineó los astros y logró su mejor día en movilidad y derecha, las dos claves de su juego junto a una mentalidad, a prueba de bombas, que fue más arrolladora que nunca con el cielo como límite.

Esto sucedió durante dos sets antes del despertar de Berrettini, narcotizado hasta entonces por la magnitud de Nadal pero que se levantaría para forzar el cuarto set, donde el genio balear, después de cuatro juegos sin sumar un solo punto, forzaría la pelea en el momento clave y quebraría para levantar los brazos rumbo a la final.

Llegábamos al segundo viernes de competición en Australia y al abrir los ojos desde España nos encontrábamos con la primera gran noticia del día. Rafa Nadal, el ídolo golpeado por las lesiones, había resucitado para colarse en una nueva semifinal de Grand Slam. Los encuentros, desde el debut ante Giron hasta los cuartos ante Shapovalov, habían sido una mezcla entre un banco de pruebas y un cúmulo de afrentas con las que llegar a la penúltima cita, contra un sacador de élite que tenía en el revés –su derecha es mayúscula– el punto sobre el que enfocar el camino a la final.

Nadal, estratega del tenis, contaba con las armas para sobrepasar el escudo del transalpino y no se tomó ni un minuto en comenzar a hacerlo. A la primera, después de atar su servicio en un juego complicado, Berrettini, el sacador, perdía su principal arma para darle la primera ventaja sobre la que construir al aspirante a la historia, al ganador de 20 Grand Slams, que comenzaba a mostrar que era un día especial en Melbourne.

Nadal comienza la exhibición

La derecha de Berrettini estaba prácticamente inédita por dos motivos. El primero, con su saque no alcanzaba suficientes porcentajes de primeros para dominar el intercambio. El segundo, Rafa estaba levitando en pista desde el primer momento. Sin fallar apenas, el balear tiraba de derecha en cruzado hacia el revés del italiano una, otra, otra y otra vez hasta minimizar sus opciones en cada punto.

Así pasaron los juegos porque ambos saques se imponían y a Nadal le valía para ganar el set. Berrettini no podía hacer nada y desde sus 195 centímetros de altura se le veía pequeñito en comparación con el veterano Rafael, que en menos de tres cuartos de hora y si bien sudando, sin apenas despeinarse, cerraba el primer parcial con nota altísima y con esa mirada que tantas veces hemos visto en sus grandes partidos.

Los más fieles, prácticamente aventureros, ya estaban despiertos siguiendo las evoluciones de su ídolo, pero la población media ni siquiera había amenazado con abrir los ojos en la mañana del viernes. Rafa no tenía pensado esperarles. Su nivel, altísimo en el primer set, subió dos puntos en el segundo, lanzado para repetir estrategia y romper, sin tapujos, de nuevo el saque de Berrettini para darle la bienvenida al italiano al segundo parcial.

Berrettini despierta de su letargo

Era el mejor Nadal en muchísimo tiempo, más allá de su lesión. El mejor Nadal, sin más que añadir. El resultado del nivel mostrado era un nuevo parcial que obligaba a pasar de la precaución obligada al sueño con un rosco en el segundo parcial. No fue así porque Berrettini es, además de un gran jugador, un inmenso sacador, y puso tierra de por medio para evitar la humillación. En lo que respecta al ganador del set, estaba visto para sentencia y era para el cabeza de serie número seis del Open.

El tercer set debía ser la prueba de fuego para un Nadal que ya falló ahí en dos precedentes señalados. El primero y más reciente, los cuartos ante Shapovalov, donde se complicó sobremanera un encuentro que llevaba atado en un panorama similar al vivido con Berrettini. El segundo, los cuartos de 2021, en los que acabó remontado por Tsitsipas. El parcial comenzaba con cambios y es que Matteo conservaba su saque por primera vez. No era una mala noticia per se, pero sí sería el comienzo de un cambio en el partido.

Sin nada ya que perder, Berrettini dejó de lado el agarrotamiento y pasó a soltarse. Primero con el saque, acto seguido de derecha, mortal desde el fondo, y finalmente con el revés. Nadal, por su parte, seguía activo con su saque y con ciertas opciones al resto que, en este parcial, no pudo aprovechar como en los anteriores. Era un encuentro mucho más cerrado y que acabaría abriéndose, en este caso en favor del italiano.

Con 4-3 favorable, Berrettini aprovechó todos los factores en un juego que comenzó con un fallo clarísimo de Nadal, siguió con un puntazo a lo Rafa del italiano y acabó con una nueva derecha ganadora que confirmaba la maldición del balear con los terceros sets en Australia. Sin dejar el mínimo resquicio, Matteo se apuntaría el tercer set para alargar un encuentro que ya no estaba tan claro del lado de Nadal.

El mejor Nadal se lanza a la final

Nadie dijo que fuera a ser fácil y si bien el estratosférico nivel mostrado por Nadal en los dos primeros sets podía llevar a engaños, enfrente del manacorí estaba uno de los mejores tenistas del mundo. De la anulación a desatarse, Berrettini cogió confianza y pasó a jugar como los ángeles con la pegada como mejor virtud. No le hacía falta mucho más al servicio para ganar hasta tres juegos en blanco, mientras Rafa, que había aprendido de sus errores pasados, volvía a alzar su juego para mantener la paridad. Era el mejor momento del partido, en conjunto.

La eventual incomparecencia de Rafa al resto paso a suponer una batalla mental para Berrettini, que llegado el momento clave vio como el español, a varios metros de la línea en el resto como cambio de estrategia destacado, pasaba a pelearle con un cambio de alturas. Así, de la nada al casi todo con la primera pelota de break del cuarto parcial, que no podría culminar Nadal después del mejor intercambio del partido. Sin embargo, la derecha de Berrettini le había abandonado en precisión y dos fallos seguidos le daban el break decisivo al español, al ganador de 20 Grand Slams, que tras dos horas y 55 minutos de partido se convertía en finalista y aspirante al máximo histórico el domingo en el Open de Australia.

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