Las necesidades electorales de Pedro Sánchez aplazan la crisis del PSOE valenciano de Ximo Puig

El descalabro de la cúpula socialista en las elecciones autonómicas en la Comunidad Valenciana no pasa, de momento, factura interna a su candidato y presidente en funciones de la Generalitat Valenciana Ximo Puig, que continuará al frente de esta organización, el PSPV, al menos, hasta las Generales del 23 de julio. Las necesidades electorales del secretario general del PSOE Pedro Sánchez hacen que tanto él como la presidenta del partido en territorio valenciano Ana Barceló y la candidata en la ciudad de Valencia Sandra Gómez queden, de momento, blindados en sus puestos.

Ximo Puig ha afrontado este martes la Comisión Ejecutiva Nacional del PSPV. En ese marco, ha transmitido, sobre todo, tres mensajes. Uno, achacar la derrota a circunstancias «exógenas». Es decir, ajenas a él y a la organización socialista valenciana.

Para el segundo, ha tirado de argumentario de Sánchez: «Esto va del PPVox», ha dicho, a pesar de que él ha gobernado con los nacionalistas de Compromís y con Podemos, partidos ambos que no están en la centralidad. Y, el tercero, que está dispuesto a liderar la alternativa para el futuro. Es decir, que no se va.

No ha hecho autocrítica, porque entiende que los socialistas valencianos han subido en apoyos, a pesar del espectacular sorpasso del PP y de que quien estaba en el gobierno y a quién por tanto se cuestionaba su gestión, eran los socialistas. Y que el mapa electoral valenciano se parece a los de comicios anteriores a 2015, cuando el PSOE valenciano no pasaba de una representación en torno a un tercio de las Cortes Valencianas, como ahora.

Su permanencia obedece a la necesidad de los socialistas de mantener la estructura actual intacta hasta las Generales del 23 de julio, para que les permita afrontar los comicios estatales con cierta tranquilidad. Otra prueba de ello es que también seguirá Ana Barceló.

Barceló es la ex consejera de Sanidad de Ximo Puig y la presidenta del PSOE valenciano. En estas elecciones, aspiraba a alcanzar la Alcaldía de Alicante. Se ha quedado en ocho concejales de los nueve que tenían los socialistas la legislatura anterior. Su bagaje electoral es un ligerísimo incremento de la base de votantes: de poco más de 37.000 en 2019, cuando el candidato fue Francisco sanguino, a poco más de 38.000 ahora. Pero totalmente insuficiente ante el crecimiento del PP de Luis Barcala en esa ciudad, que ha sumado más de 20.000 votos respecto a 2019 y ha ganado en todos los distritos electorales.

En cuanto a Sandra Gómez, la candidata socialista de la ciudad de Valencia, contaba con siete concejales en 2019 y ni sube ni baja. Tiene otros siete. Ha crecido en cerca de 4.000 apoyos. Pero sus cifras quedan en evidencia ante el descomunal avance del PP de María José Catalá, que ha pasado de poco más de 84.000 votos en 2019 a 151.482 en 2023. Se da la circunstancia de que Ximo Puig encabezaba la lista a las Cortes Valencianas también por Valencia. Y, también, ha perdido ante Catalá.

Sin embargo, tanto Gómez, como Barceló y el mencionado Ximo Puig siguen en sus puestos orgánicos. Cualquier cambio queda pendiente de los resultados que los socialistas cosechen el próximo 23 de julio.

Sí está claro que en caso de que el PSOE consiga gobernar la Diputación de Valencia, la única institución que dado el baile constante de un centenar de votos está en juego, quien la presidirá será el actual alcalde de Mislata Carlos Fernández Bielsa. Pero, para eso, ahora mismo necesita el apoyo del único diputado de Ens Uneix (Nos Une), un partido de corte cuasi local que dirige el alcalde de Onteniente Jorge Rodríguez. Este último, recién absuelto del caso Alquería y ex presidente socialista de esa misma diputación.

Rodríguez ya ha puesto una primera condición sobre la mesa: que Ximo Puig reconozca que se equivocó con él al despojarle de todos sus cargos cuando fue imputado.